Conocimos cómo es un día de pega de los micreros
Se levantan de madrugada para ir a las garitas a buscar las micros para empezar sus recorridos. Cada vuelta completa dura tres horas y dan por lo menos tres o cuatro al día.
El sol está lejos de asomarse por los cerros de Antofagasta pero Alejandro Olguín, conductor de una micro de la línea 111 -y que lleva en este tipo de trabajo desde 2003- se dirige en su auto hasta la garita principal de la línea, ubicada en el sector norte, más o menos de la rotonda que está en la entrada de la ciudad hacia arriba.
06:00 horas. Se sube a la máquina y se va rumbo hacia la garita sur (Coviefi), ya que dicha jornada le tocó salir de allá a las 06:40 horas.
Recorre todo Antofagasta por la Costanera y a las 06:30 llega a la garita sur. Espera que un par de máquinas empiecen el recorrido minutos antes y a la hora indicada, 06:40, pone en marcha la micro y comienza su jornada.
Pasajeros
En la misma Coviefi se suben alrededor de 10 personas, en su mayoría hombres, que se bajan en el centro y Barrio Industrial. Pero mientras descienden otros varios suben y la micro se llena poco a poco.
Cuando Alejandro va por la población Bellavista, La Vega y Los Pinares, la mezcla de pasajeros es evidente. Además de hombres y mujeres que van a sus lugares de trabajo, se suben muchas mamás con sus hijos escolares y liceanos hasta sus respectivos establecimientos.
De un total de 20 estudiantes (sobre quinto básico) que se subieron entre aquellos sectores y Bonilla, más de la mitad no mostró el pase escolar pero sí pagó la tarifa rebajada. Aquello es de todos los días, dice el conductor, Alejandro Olguín.
"Los estudiantes, sobre todo los liceanos, pagan los $150 pero casi nunca muestran el pase escolar. Sólo nos dicen 'no lo tengo', 'no lo han entregado' y a veces responden muy prepotentes", relata.
Micro llena
Entre las 7:20 y 08:00 la micro 111 ya recorre las calles del sector norte de Antofagasta y va llena en su totalidad, es decir, están todos los asientos ocupados y el pasillo también, tanto de trabajadores, mamás y estudiantes, que poco a poco van descendiendo en sus distintas escuelas y liceos.
Pasadas las 08:00 horas casi no quedan mateos, sólo unos pocos trabajadores y la micro está próxima a llegar a la garita norte, para comenzar -con un descanso relativo de unos 20 a 30 minutos- el recorrido completo.
En ese pequeño descanso Alejandro toma desayuno en el casino -gestión entre el sindicato de conductores y la línea-, luego limpia la micro y a las 8:53 horas empieza el nuevo recorrido.
"Este horario es más tranquilo. Ya pasó lo más complicado, que es en la mañana temprano", dice y agrega: "pero a la hora de almuerzo de nuevo se pone complejo".
Y efectivamente fue así. En esa vuelta completa, que duró unas tres horas, que es lo normal, Alejandro y sus demás colegas que están trabajando a esa misma hora no tienen mayores dramas para seguir la Hoja de Ruta, es decir, ese papelito blanco que tienen en el tablero y que le dice a qué hora debe estar en tal punto.
Más o menos al mediodía Alejandro retorna a la garita norte. Nuevamente descansa un rato, le hace aseo a la máquina y a las 12.45 horas emprende su segunda vuelta completa, aparte de la media vuelta que hizo en la mañana, saliendo de la Coviefi.
Tacos y más tacos
Aún ni siquiera estaba cerca del liceo Don Bosco y el tránsito por Huamachuco era horrible, tanto hacia el sur como al norte.
"A esta hora (cerca de las 13:00 horas) los niños salen de los colegios para almorzar a sus casas y cruzan por todos lados, además algunos semáforos no están bien coordinados entonces los tacos que se forman son gigantes", relata Alejandro.
En la primera vuelta siguió al pie de la letra la Hoja de Ruta, pero en esta segunda no, y aún en la Bonilla, es decir, con todo el recorrido por delante, comenzó a atrasarse, lo que quiere decir que debe pagar mil pesos por cada minuto de retraso al conductor de la máquina de atrás.
"Esto es lo complicado, porque en las horas peak todos los conductores nos atrasamos y obviamente no podemos recortar camino ni andar más rápido de lo debido para recuperar el tiempo, ya que nos monitorean por GPS", explica Olguín, quien lleva casi 15 años en este rubro.
Fin
Alrededor de las 16:00 horas Alejandro Olguín terminó su turno de poco más de ocho horas, pero está al tanto que la mayoría de sus colegas trabajan más horas para ganar más dinero.
"Al terminar el día debemos pagar un monto al dueño de la máquina y llenarla de combustible y recién el resto es para nosotros", finaliza.