Cartas
La Semana del Niño
Señor director:
"La infancia muestra al hombre, como la mañana muestra al día" (Militon).
Se desarrolló una vez más la Semana del Niño que, desde 1931, se celebra en Chile por sugerencia del rotario, doctor Luis Calvo Mackenna. Ochenta y seis jornadas sostenida con noble entusiasmo por los rotarios. Esta noble institución, Rotary Club, estimula los valores de la persona a través de su ideario de "Dar de sí" para el bien de nuestros semejantes, sin cálculo de cuantía menor, esto es, sin pensar en nuestras ventajas personales. Es lo que constituye la grandeza de su mensaje y de sus obras.
Durante 86 años, Rotary Club ha encendido la llama solidaria estimulando el respeto y la ternura que debemos sentir todos por nuestros niños, apoyándolos en su ascenso y en su vigor; en su salud de cuerpo y alma. En esta semana se exaltan en los niños los valores esenciales de la sociedad, como el amor a la familia, a la Patria, a la escuela, a la verdad, a la justicia, a la amistad, la solidaridad, a la madre, al profesor, al deporte y la recreación, el respeto, la amabilidad, la alegría de vivir, la responsabilidad, que contribuyen a fortalecer al hombre en su dignidad y en su progreso de bien. Rotary Club anhela la forja de ciudadanos en quienes el sentido social sea una orden superior. Chilenos que logren la plenitud de sus posibilidades, colocándolas generosamente en provecho de los demás.
Los rotarios son los caballeros más conocidos en las escuelas gracias a esta semana. Los niños son nuestros amigos y los rotarios somos sus amigos que queremos ayudarlos a ser mejores. El que no aprovecha sus estudios en su juventud, se lamentará en las ocasiones en que debe hacer uso del conocimiento, sobre todo, cuando los necesita para superarse ante las contingencias de la vida o para aplicarlos cuando lo exijan las oportunidades, porque el conocimiento es un bien y la ignorancia un mal.
El ingenio solo se aviva estudiando mucho. Para expresar más, conviene pensar más. El gran fin de la vida, no es el conocimiento en sí, sino la acción que produce ese conocimiento. Solo el que obra, aprende. Entendamos, entonces, que vivir no consiste solo en respirar, sino en actuar. Y un buen libro es el mejor de los amigos que nos permite trocar horas de hastío por horas deliciosas.
Hay que vivir estos festejos con el triunfo de la amistad, la solidaridad y la paz, bases de la amabilidad y la alegría de vivir. Para los rotarios antofagastinos, estos son días donde más lucen sus desvelos; porque comprenden que el niño feliz dependerá, mañana el ciudadano feliz.
Arturo Mardones Segura