Iris González Gamboa
Las ocho décadas están a la vuelta de la esquina, pero mientras su salud se los permita, prometen seguir votando.
Y es que nada para Mario Acosta Acosta y Ernesto Vergara Pérez es una justificación para quedarse en la casa y dejar de cumplir con un deber que, para ellos, toda la vida ha sido sagrado.
Así fueron educados y así crecieron. Ir en cada elección a emitir su sufragio -sienten- es algo que todo buen chileno debe hacer y ese mensaje entregaron a sus hijos. Por ello, con decepción y preocupación ven que cada día los jóvenes toman mayor distancia con la más importante decisión ciudadana: elegir a quien dirigirá al país por cuatro años.
"El futuro del país es la juventud, y si no es responsable, qué queda", afirmó Acosta, quien llegó a Antofagasta desde la zona central a los 18 años. En la capital regional formó familia y ha sido testigo del desarrollo no sólo de la capital regional, sino que también del país. Por eso, su alto sentido del deber cívico lo ha hecho participar en cada una de las elecciones populares. "No me acuerdo cuántas veces he votado, pero han sido en las de Presidente, alcaldes... Todas".
Hoy Acosta tiene 79 años, 57 años de casado, 5 hijos, 9 nietos y dos bisnietos. Y una elección más "en el cuerpo".
Ayer se levantó a las 7 de la mañana, tomó desayuno y dejó su casa de calle Vallenar de la población Lautaro para tomar un microbús de la línea 102. Así, muy temprano, ya estaba en la Escuela E-87 "Las Rocas" de la población del mismo nombre, donde hace años le toca votar.
A las 10 de la mañana, cuando muchos electores recién despertaban, Mario ya descansaba en las graderías de la multicancha techada del establecimiento con la satisfacción del deber cumplido.
A su lado, afirmando su muleta, pero con el mejor de los ánimos, Ernesto Vergara (79) disfrutaba también de la sombra y una buena conversación. A primera hora salió de su hogar de la población El Golf para votar temprano, como siempre lo ha hecho el padre 10 hijos que ya tiene 30 nietos y 16 bisnietos.
"Vamos a votar hasta que el de arriba lo diga", prometieron. Y siguieron charlando.