Ayúdeme a pasar de curso, Presidente
Aún se discuten teorías de por qué a la tumba de José Manuel Balmaceda llegan, todos los días, cientos de cartas de estudiantes que le piden pasar de curso o sacar puntaje nacional en la PSU. De vez en cuando se limpia el mausoleo, pero las misivas siguen apareciendo igual.
Mitad de hoja de cuaderno tipo universitario, bordes fucsia, lápiz pasta azul, marcas de espirales y doblada como un avión: "Sr. Balmaceda. Necesito ayuda con la PSU, por lo menos 700 puntos por favor. Si lo logro, te vengo a dejar flores lo prometo. Carlos G., 2017".
En la tumba del ex Presidente José Manuel Balmaceda hay más hojas de cuaderno dobladas que flores. Los pocos claveles marchitos que adornan el imponente mausoleo familiar en el Cementerio General de Santiago apenas se ven entre cientos de cartas con rogativas desesperadas para pasar un ramo o iluminar a su profesor para que les de esa décima que les falta para no repetir. Algunos las tiran así como cayeron, pero otros las elaboran cuidadosamente y sellan para que el Presidente las lea en privado, si es que pudiera hacer eso desde el otro mundo.
Hasta hace unos años atrás, las solicitudes se pasaron a las paredes del mausoleo remodelado en 1915, cambiando la lapicera por el plumón. Tan rayado estaba, que la familia pintó toda la tumba de nuevo y puso un letrero pidiendo que, por favor, la gente no escribiera ni rayara la estructura. Pero un corazón solitario estaba demasiado urgido como para hacerle caso al aviso y le puso una nueva petición a Balmaceda, al parecer reciente. "Ayúdame a tener éxito en la amistad". Otra, escrita con lápiz grafito y muy escondida desde 2011 en un blanco trozo pintado: "Ayúdame a terminar mi carrera sin demoras y a conseguir trabajo estable, me servirá mucho".
Balmaceda, el patrono
Seguramente lo que menos estaba pensando el Presidente Balmaceda en 1891 era imaginar cómo iba a pasar a la posteridad. Recién derrocado por una Junta Militar, acorralado en la legación argentina y con multitudes de opositores saqueando a sus derrotados partidarios que habían perdido la guerra civil, el Presidente resolvió destrozarse la cabeza de un tiro. En el testamento político que dejó habla que el parlamentarismo no iba a funcionar (eso se cumplió), pero no hay una sola línea que explique cómo, un siglo después, todos los días aparece por su tumba algún escolar desesperado pidiéndole pasar de curso.
"Hay dos teorías", dice Roberto Lazcano, coordinador de visitas del Cementerio General. "Una dice que dentro de su afán de lograr el progreso del país también se dedicó a la fundación de escuelas dentro de su plan de gobierno. Y la otra opción, es que los estudiantes del liceo José Manuel Balmaceda de Independencia comenzaron a llevar a cabo esta tradición una vez que éste fue fundado".
Así como el origen es impreciso, la fecha en que empezó esta costumbre también. A Balmaceda lo sepultaron en otra tumba por temor a que lo profanaran, y recién en 1896, cuando se calmaron las aguas, le hicieron un funeral donde llegaron hasta sus enemigos. Tomás Jocelyn-Holt, ex candidato presidencial, es tataranieto del ex Presidente y dice que para los años 70 ya iban jóvenes a pedirle puntos para la Prueba de Aptitud Académica.
"Balmaceda es una figura liberal del siglo XIX tremendamente popular en Chile. Y popular en jóvenes, eso a mí me encanta", dice. Aunque hay un par de vitrales rotos, Jocelyn-Holt dice que la tumba está activa, porque la gente va y no queda en el olvido. Él mismo, de hecho, hizo una actividad de campaña afuera del mausoleo. "Existe bastante respeto por los papelitos, nadie los destruye"
¿Pero a dónde van a dar los papeles? Los descendientes de Balmaceda van cada cierto tiempo a limpiar el mausoleo. Todas las peticiones van a dar a un tacho de basura al lado de la tumba, pero a los días otra vez están las hojas de cuaderno dentro, dicen en el Cementerio. El problema son los rayados, pero en la institución dicen que solamente una vez pillaron a un estudiante aplicando el plumón durante un paseo de curso, le avisaron al profesor y hasta ahí quedó el problema.
En la práctica no se permite rayar el cementerio, porque el procedimiento en caso de sorprender a alguien in fraganti es llamar a Carabineros. Pero con o sin prohibición de rayar, a Balmaceda le siguen llegando cartas de angustiados repitentes y estudiantes deseosos de estudiar. Le dicen Señor, Presidente, José Manuel, "xoro", en tono amistoso, para que el infortunado Mandatario los ayude desde el misterioso otro lado.
Una carta firmada por Alonso le pidió hace poco una de dos opciones: o ser puntaje nacional en Historia, o entrar a la UC a estudiar derecho. "Mucha paz para ti", le dice, pero se disculpa por si acaso. "(me tinca que harta gente te webea con lo mismo)".