La venezolana que conquistó el corazón y paladar de los loínos
Anny Soto llegó en busca de la tranquilidad extraviada en su país. Luego de años de sacrificio, convirtió sus sueños en realidad creando en la ciudad que la acogió un emprendimiento culinario.
Son muchos los migrantes que llegan a Chile en busca de nuevas oportunidades, porque en su país se les ha hecho difícil salir adelante.
Pero también están aquellos que lo tenían todo, salvo algo fundamental, seguridad. Es lo que le pasó a Anny Soto y su familia. Esta mujer venezolana, llegó en busca de esa tranquilidad extraviada en su natal Maracaibo.
Vivía tranquila y tenía un buen pasar, sin embargo hubo ciertos sucesos en su familia que la motivaron a dejar su terruño y partir. El destino, el desierto más árido del planeta, Calama.
En noviembre de 2011, motivada por un primo, llegó en primera instancia a Santiago para conocer la realidad del país. Fue en ese momento que se decidió a comenzar una nueva etapa de su vida en tierras chilenas.
No fue hasta el 23 de marzo de 2012, coincidentemente para el aniversario de Calama, que aterrizó en la Tierra de Sol y Cobre. Lo hizo sola, su marido debía resolver algunos temas contractuales en Venezuela y vendría un par de meses más tardes con su pequeño hijo de tres años.
"La situación en Venezuela cada día se iba poniendo peor, pero más que nada el factor fundamental fue la seguridad, porque en ese momento estaban los productos con escasez pero todavía podías encontrar. Pasaron ciertos sucesos, a mi hermana le robaron su auto, fue un período de cosas simultáneas, junto con mi esposo decidimos emigrar", relató en una de las mesas de Maracaibo Café, el negocio con el que decidió echar raíces en la ciudad.
Periodista de profesión y de oficio cocinera, tuvo su primera oferta laboral en Calama en una tienda de teléfonos celulares en el Mall. Fue ahí que conoció a una mujer que marcaría finalmente la historia que comenzó a escribir en Chile.
De ahí en más comenzó un trabajo duro para conseguir sus sueños, para emprender en Chile y así saber que Calama además, es una tierra llena de oportunidades.
Anny es una mujer agradecida de esta tierra inhóspita, que a punta de esfuerzo le ha entregado mucho. Tras su paso por la venta de equipos móviles, tuvo otros trabajos formales que siempre alterno con su pasión, la cocina.
Fueron años de inmenso sacrificio, pero que hoy se ven recompensados con su local establecido en el boulevard del Parque Manuel Rodríguez.
"Hacía las dos cosas. Llegaba las doce o doce y media a mí casa y me quedaba hasta las cuatro de la mañana, hacía los roll de canela y el pan de jamón. Empecé tocando puertas porque no conocía a nadie. Regalaba mucho para que la gente conociera el producto, era mucho sacrificio", agregó. .
Llevaba productos a las reuniones del colegio de su hijo y fue así que lentamente, paso a paso fue construyendo la clientela que la seguía fielmente con sus productos.
Sacrificios que fueron dando frutos. Primero tuvo opción de tener su hogar ahora en Chile. Una casa propia donde además ha podido recibir a parte de su familia que también ha llegado a probar suerte a nuestro país.
Pero luego de varios años quería dar un salto y fue así que hace poco más de tres años, decidió soñar en grande. Comenzó así a tomar forma el desafío de Maracaibo Café.
"Aunque suene cursi, quiero devolverle algo a Calama. Aposté por un proyecto difícil. Hace tres años le dije a los dueños que yo quiero el local más pequeño, y me dijeron que reuniera las primera uf y así empecé", relató.
Pero para apostar había que tener un socio, fue cuando comenzó la difícil búsqueda de alguien que también quisiera invertir.
Las vueltas de la vida la llevaron al principio. Fue esa primera persona que le dio una opción de trabajo, quien luego se transformó en su mejor clienta y también su amiga, quien la apoyó. "Hoy somos socias, ella ve la parte administración yo la parte logística y hemos funcionado muy bien hasta ahora", explicó.
Pero su felicidad es enorme y su agradecimiento infinito. Sin embargo esto no está completo. Hay algo que la atormenta y es no poder ver a su familia.
A sus padres no los ves hace casi cinco años y no existe opción que pueda regresar a su tierra natal. Fue cuando recordó la distancia que ha debido vencer, cuando se emocionó y de sus ojos afloraron algunas lágrimas.
"Cuando quise regresar con mi esposo se nos vencieron los pasaportes y resulta que no tenemos amnistía. La gente no cree que Venezuela necesita amnistía para eso, que estamos en crisis humanitaria. Yo no tengo pasaporte, si tengo legalidad pero no puedo ingresar con pasaporte chileno. No puedo entrar con pasaporte vencido, porque la ley venezolana dice que si yo entro no puedo salir después. Yo no puedo ver a mi familia, a mi mamá tengo cinco años que no la veo. Mientras no me den pasaporte no puedo entrar a Venezuela, en la embajada están suspendidas las citas para pasaporte", relató.
Reconoce que lo actualmente se vive en su país, es aún más complejo de lo que se reporta en las noticias. "La gente se está muriendo de hambre. Hay gente que come de la basura, tú botas algo y lo sacan de ahí. Niños que se mueren de hambre, no es solo los países de pobreza extrema, en Venezuela los niños están muriendo de hambre", agregó.
Sus padres no quieren venir. Le quitaron todo, pero ellos no pierden la fe que alguna vez le regresarán lo que construyeron con esfuerzo durante cuarenta años. No quieren venir a Chile, sin embargo desde aquí y ya consolidada, trata de ayudar a los suyos para tener un mejor pasar.
"Mi hermano llegó hace dos semanas, dos tías que están trabajando conmigo acá. Y así poco a poco he ido ayudando a mi familia, porque es lo único que puedo hacer por ellos es ayudándolo a salir. Tienen que tener donde llegar, no es que tenga sobre espacio, tengo casa propia, tengo donde recibirlos", agregó.
Se sorprendió al abrir su café, la cantidad de venezolanos que han llegado en busca de nuevas oportunidades.
"En 2012 para el CENSO, se contabilizaron cuatro. Mi cuñada, mi esposo mi hijo y yo. Ahora somos muchos más y ellos agradecen tener un rincón donde recordar su tierra", agregó.
Se vio obligada a reconstruir su vida lejos de casa y hoy agradece a la tierra que la cobijó y le entrega tantas oportunidades. Es una agradecida de la vida y también de cada persona que Dios ha puesto en su camino.