Cartas
La receta para la 2ª vuelta
Estimado director:
Cuando faltan solo una semana para la segunda vuelta, el esperado Guillier-Piñera, ambos candidatos están en plena faena para captar los votos y así cruzarse la banda presidencial, en donde las ofertas son los "ganchos" más usados: terminaré con esto, aumentaré al doble, reduciré a cero, condonaré todo y otras más.
Promesas más, promesas menos, lo preocupante es que la receta que ocupan es la mezcla de la conocida regla "El fin justifica los medios", con "la muy mala memoria de los chilenos", no la RAM, sino la del pasado reciente. Eso, más "el paupérrimo estudio de cada candidato" por parte del electorado, este último funda su voto en tincadas u "ofertones de campañas electorales".
A eso se agrega "la inexistencia de un control estricto para las promesas de cada candidato", que no trepidan en echar a volar la imaginación, superando al mismísimo Julio Verne. Ni hablar de preocuparse de costos involucrados, de daños a terceros o efectos colaterales. Todo vale. Además, si las cosas se les complican con alguna promesa en particular, simplemente se impone la "vuelta de carnero" y aquí no ha pasado nada. Y como colofón se tiene la manera de cómo cada partido "negocia los votos de sus partidarios", como que fueran ovejas de su rebaño, las mal llamadas "órdenes de partido".
Todo esto junto, bien revuelto y servido en frío, es lo que le permite a la familia política & asociados seguir manejando los destinos de los aún dormidos chilenos que siguen esperando equivocadamente al Viejo Pascuero en la noche del 17 de diciembre, cargado con todos los regalos prometidos por su candidato durante la campaña.
Solo como consejo, no vote por quien más le promete, porque será quien más lo decepcione...
Luis Enrique Soler Milla
Larga espera
Señor director:
Quisiera referirme a las líneas 102 y 111 que se dirigen hacia el sur y en el paradero de Maipú con Ossa, se detienen hasta 5 minutos esperando pasajeros. Esto causa molestia, porque cuando parten lo hacen como locos, rápidos y furiosos, olvidando que llevan humanos no bestias. También referirme a dos seudos señores que se creen cantantes. En las noches se suben a entonar sus canciones, no teniendo voz, cantan mal y desafinados. Uno es chico y delgado, el otro flaco y alto con su guitarra (con un tufo) no encantan a nadie.
Waldo Campusano
