Así es como en Antofagasta se crean las nuevas perlas del norte
Junto con potenciar el cultivo del Abalón, que es la especie donde se producen las perlas, los investigadores construyen herramientas moleculares para mejorar el cultivo in vitro.
Amado por el paladar de los consumidores asiáticos, el abalón sigue consolidándose como una especie de enorme potencial productivo en el norte de Chile. Hoy la apuesta, eso sí, apunta no solo a su sabor, sino al avance de los proyectos orientados al establecimiento de una industria acuícola perlera. Dicho de otra manera, no solo para comerlos, también para lucirlos.
Y es que la posibilidad de afianzar para inicios de la próxima década un comercio permanente de las perlas de este molusco (primo de las lapas) genera un enorme interés en los investigadores de la Universidad de Antofagasta, quienes ya trabajan en la construcción de herramientas moleculares para mejorar el cultivo in vitro.
Estudios
"Producciones de mabes y perlas esféricas de Abalón: desarrollo de nuevas alternativas de valor agregado para la producción de abalones en Chile", se titulaba la presentación con que el doctor Rubén Araya explicaba -hace pocas jornadas- parte de su Proyecto Corfo (de la Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Biológicos) en un seminario que organizó la mencionada casa de estudios superiores; junto a la exposición de la doctora Janetti Signorelli (Proyecto FIC-R, Facultad de Ciencias de la Salud), titulada "Inmortalización de células de manto de Abalón".
Ambos trabajos fueron parte del encuentro que convocó a investigadores, académicos y alumnos de pre y post grado, interesados en conocer sobre estas iniciativas que terminan en los próximas semanas y cuentan con inversiones de unos 144 millones de pesos.
"Nuestra investigación nació como una forma de potenciar la formación de perlas que se realiza con el proyecto Corfo del doctor Rubén Araya. El objetivo que perseguimos es inmortalizar las células encargadas de la formación del nácar que genera este invertebrado (abalón), para luego realizar un cultivo in vitro de perlas, antes de ser implantadas en el animal. De esa forma, aseguramos su sobrevivencia", explicó la doctora Signorelli.
La investigadora agrega sobre el carácter innovador del trabajo que realizan: "hasta la fecha, no se ha trabajado en la inmortalización de las células de invertebrados marinos como el abalón, por lo tanto, tendremos un significativo avance biotecnológico cuando terminemos este proyecto".
Y la misma universidad destaca que ambas iniciativas son complementarias, ya que mediante el proyecto FIC-R de la doctora Signorelli, se busca inmortalizar células secretoras de nácar en su primera etapa mediante herramientas moleculares, para así asegurar la formación del saco perlero o primera fase en la formación de una perla, las cuales posteriormente se inocularán en los abalones. "De esta forma, se evita que se cubran de otros elementos biológicos que le quitan valor comercial", informan.
Rubén Araya menciona respecto al avance del proyecto que desarrolla: "logramos generar la tecnología para producir los cultivos de perlas y medias perlas, incluso la universidad muy pronto tendrá una patente al respecto a través de su inscripción en Inapi, junto con eso, se han solicitando patentes en Estados Unidos, Sudáfrica, México, Corea del Sur, Taiwán y Nueva Zelandia".
Proceso
La producción de una perla esférica tarda alrededor de 20 a 24 meses, por lo que considerando además otros factores como los permisos y respectivas ejecuciones de proyectos, la meta es poder tener los primeros resultados cerca del año 2022.
"En este momento nosotros estamos en una etapa de validación tecnológica, ya que hemos podido producir perlas desde el laboratorio, y ahora estamos en el nuevo proyecto viendo para producir ya a escala piloto [...] entonces con esos datos recién un productor podría empezar a ver si es que es económicamente rentable para él...", recalca.
Los investigadores piensan que de aquí a unos 34 meses más (considerando el plazo del proyecto que inicia en abril del 2018) ya deberían tener el paquete tecnológico conformado, de tal manera que esto pueda ser adquirido como una tecnología por parte de los productores del abalón.
-¿Existe ya esta tecnología en alguna otra parte del mundo?
Se han hecho intentos, pero todavía no se han podido validar. Ahora, nosotros en la Universidad de Antofagasta estamos pidiendo una patente de propiedad intelectual a nivel nacional, que está ad portas de salir, para la producción de perlas esféricas, y recién en noviembre de este año se presentaron siete patentes en países extranjeros. Este es un proceso largo, que puede demorar unos tres a cuatro años. Entonces la importancia es que ya hay bastante trabajo en esto, por lo tanto si alguien quiere desarrollar propiedad intelectual en esto va a tener que conversar con la Universidad de Antofagasta, porque es la dueña de la tecnología. En la medida lógicamente, que estas patentes vayan siendo otorgadas.
-¿Hubo algún intento previo en la zona de generar esta industria?
No. Acá en Chile no hay. El país es el tercer productor mundial de abalones, y los productores de abalón solamente se dedican a la comercialización de la carne [...] por lo tanto nosotros tenemos la esperanza de que cuando esto funcione, para el productor de abalón va a ser una actividad de valor agregado a su cultivo de carne. Por lo tanto él gana por la carne pero también podría ganar por las perlas, lo que mejora aún más su negocio.
-¿Y los plazos?
Yo creo y espero que a más tardar el 2022 ya deberíamos cerrar con todo. De abril del próximo año a unos tres años más. Obviamente la producción tiene ciertas limitaciones, porque el proceso intrínsecamente tiene dificultades, no es altamente eficiente, y la idea de este tiempo es mejorar esa eficiencia [...] cuando generamos una buena perla es porque optimizamos el proceso a través de ciencia básica.