El parapentista que quedó parapléjico y volverá a caminar
Fernando Oyarzún Muñoz tuvo una segunda oportunidad luego de estrellarse contra un cerro en pleno vuelo que realizaba en el sector Coviefi. Pese a que el diagnóstico fue terrible, sus ganas de levantarse fueron más fuertes.
"Por favor, no le cuenten a mi mamá, no le digan a mi viejita", era lo que repetía mientras aún estaba consciente y cuando se encontraba de cabeza, luego del accidente en el que su parapente -literalmente- quedó colgado en la ladera del cerro.
Si bien sentía dolor, hasta ese momento Fernando Oyarzún Muñoz aún no dimensionaba lo grave que había sido el accidente.
Durante cinco años el ingeniero mecánico automotriz desarrolló experiencia en el vuelo, ya que siempre le llamó la atención esta experiencia extrema de altura.
La Portada es uno de los lugares habituales en los que Fernando acostumbrada a volar, junto a sus amigos: "Siempre me ha gustado. Me llamaba la atención que en una esquina de mi casa, los chicos llegaban a limpiar sus velas".
Paradójicamente, la primera experiencia desde la altura fue negativa. Fernando se sintió mal producto del vértigo o el mismo miedo. Sin embargo, la sensación de adrenalina pudo más y así logró finalmente entrar al curso, para con el correr de los años hacer del parapente su deporte, un medio de alejarse de la rutina.
El sector de la Coviefi no era desconocido para este profesional. Su jornada habitual consistía en caminar desde el terminal de la micro 112 y subir al cerro junto a su equipo. Desde ahí volar en dirección hacia el balneario, dar la vuelta y bajar, para despedir la tarde con un jugo o bebida, antes de emprender el regreso a casa.
Pero el 15 de octubre pasado ocurrió algo fuera de esa rutina, algo que cambiaría la vida de Fernando para siempre y que hoy lo hace protagonista de esta historia.
Como siempre llegó acompañado de otros amigos para emprender el vuelo en el sector Coviefi. Las condiciones del clima jugaron una mala pasada, una que pudo haber sido mortal.
En el momento del despegue fue cuando perdió el control del equipo y repentinamente se estrelló contra un cerro.
Varios impactos recibió. "Cuando ya iba enfrentándome al último raspón, sentí que primero golpeé con las piernas, mi columna hizo como especie de látigo hacia adelante, el casco absorbió el golpe contra mi cabeza y de ahí fui golpeándome en la ladera, hasta quedar colgado de la vela, que quedó enganchada en las rocas", recuerda desde su habitación de la Clínica Bupa Antofagasta.
Uno de sus compañeros se percató de la situación y logró bajar hasta el lugar para evitar una caída mayor.
El difícil acceso hasta el sector complicó el trabajo del equipo de rescate de Bomberos. De ahí, hubo que continuar a pie hasta el lugar exacto donde se encontraba este parapentista de 47 años.
Fueron minutos eternos y Fernando gritaba de dolor y preocupación porque "no sentía las piernas". Y mientras estaba consciente, intentaba un poco bajarle el perfil a su accidente, pidiendo que no le avisaran a su mamá porque al ser una persona mayor quería evitar preocuparla.
Estando en la camilla hasta se dio el tiempo de bromear: "estando en la camilla vi a una paramédico muy linda, rubia de ojos claros y pensé que me morí, que había llegado al cielo, jajaja (ríe)..."
Paraplejia
Pero las consecuencias no eran motivo de risa, porque el diagnóstico fue devastador: paraplejía, los especialistas le informaron que debería continuar el resto de su vida sobre una silla de ruedas.
El oriundo de Santiago y quien vive hace ocho años en Antofagasta recuerda que al principio no le tomó mucho el peso, pero con el correr de los días esta noticia fue devastadora. Para el profesional fue un golpe porque ya había enfrentado la muerte de dos hermanos y el pensamiento fue de inmediato en el dolor de su madre.
Después llegaron los cuestionamientos sobre la vida normal, el trabajo, el cuidado de su hijo...
Hubo momentos en los que quería tirar la toalla, pero el sentimiento de las ganas de recuperarse fueron más fuertes y por eso las buenas noticias llegaron más temprano que tarde.
El neurocirujano del Centro de Nuerocirugía de la Clínica Bupa Antofagasta, doctor Miguel Ángel Segovia es quien está a cargo del equipo médico que trabaja en la recuperación de Fernando.
Inicialmente se le efectuó una cirugía para reconstruir su columna y así recuperar de a poco la sensibilidad y el movimiento de las piernas.
Después se sumó el trabajo de l cirujano William Constante, efectuando una segunda cirugía para "reemplazar el cuerpo vertebral".
Con todo esto, la mejor noticia llegó: el joven profesional podrá volver a caminar, gracias al trabajo de los especialistas, por lo que próximamente continuará con su terapia kinésica y luego será dado de alta para continuar el proceso en su hogar.
Ayer ocurrió uno de los días que será bien recordado en la nueva vida que tendrá Oyarzún. Mientras se preparaba para esta entrevista y cuando estaba todo dispuesto para obtener una fotografía suya, logró por primera vez en mucho tiempo, levantarse por sí solo de la cama.
"Hoy (ayer) me volví a parar sólo y fue... como la confirmación de todo lo que estaba viviendo acá, fue como decir 'por esto estoy trabajando tanto', 'por esto no me he querido achacar, por esto estoy peleando'", agrega emocionado.
El saber que podría volver a caminar de manera normal, luego de haber pasado por esta experiencia traumática y devastadora tanto física como psicológica, fue lo más importante. Eso, de alguna forma, se convirtió en una verdadera bomba anímica para poner más esfuerzos que nunca en recuperar su vida normal.
El primer anhelo es comenzar a lograr a valerse por sí mismo, como ducharse o ir al baño, sin ayuda.
"A mí me encantaría tener la posibilidad de poder bajarme de la cama, sentarme en una silla o en el baño jajajaj (ríe) como cualquier persona, porque realmente es muy complicado", agrega el Fernando, esperanzado en el nuevo proceso de recuperación que enfrenta.
Varios le han preguntado lo mismo y es algo que se toma con calma. No tiene definido al cien por ciento, pero tampoco descarta volver a subirse a un parapente y por supuesto, volar:
"Nunca ha estado en mis posibilidades el dejar de volar, no lo descarto. Pero sí estoy preocupado de recuperarme bien".