Cartas
"Gatos de campo"
Señor director:
Hace muchos años dejó de ser noticia y es el hecho que recientemente el Comité de Auditorias Parlamentarias detectó una serie de irregularidades en el uso de los fondos que senadores y diputados reciben del Estado como asignaciones para su trabajo legislativo, definiéndolos cínicamente como gastos poco prudentes, en vez de llamarlos por lo que son: "descaradas sinvergüenzuras", que se manifiestan en gastos tales como: consumo de alcohol, pago de propinas, taxis, taladros de alto costo, alojamientos, bencina, etc.
En materia de probidad y transparencia parlamentaria, aún no tenemos respuesta a las siguientes preguntas: ¿Qué les sucedió a los que ilegalmente recibieron doble viático?... Al menos, ¿lo devolvieron? ¿Qué pasó con los que presentaron asesorías brujas o copy-paste? ¿Cuánto consumen y qué consumen en el casino del Congreso? ¿Qué pasó con los que tenían numerosos celulares? ¿Qué pasó con las rendiciones de cuentas con facturas falsas?, etc.
Si un chileno común y corriente cometiera el más pequeño de estos fraudes, lo que menos arriesgaría sería la expulsión de su trabajo y la cárcel por ladrón.
La verdad es que no existe la más mínima esperanza que el próximo Parlamento defina por ley que la Contraloría General de la República sea el ente que fiscalice sus gastos y determine la expulsión del Congreso de los ladrones o "gatos de campo" que ahí existan. Lo anterior, debido a que los nuevos parlamentarios aprenden rápidamente los vicios y pillerías de los antiguos, con salvo escasas y honrosas excepciones.
Es oportuno recordar el siguiente dicho popular: "No hay legislador más corrupto que aquel que no respeta su propia ley."
Jaime Manuel Ojeda Torrent
Nombramiento
La democracia es la gran herramienta que tienen los ciudadanos para controlar el poder. Cuando el funcionario no está a la altura, es corrupto, no trabaja o ya cumplió un ciclo, las personas lo castigan no votando por él. Es por esto que es escandaloso el nombramiento de Andrés Zaldívar en el Comité de Asignaciones en el Congreso, pues la ciudadanía dijo "no más", pero el establishment blindó a uno de sus más ilustres representantes. ¿De qué sirve la democracia si la voz ciudadana es desoída y el rechazado es ungido otra vez en posiciones de poder?
Esteban Montaner R.
