Cartas
No estás deprimido, estás distraído
Hay veces en que la abundancia del mundo, la magnitud de la energía del universo no nos significan nada. Sufrimos de manera fulminante por una carencia inexplicable que se nos cuela hasta el alma. Facundo Cabral, el gran juglar argentino, nos recuerda no distraernos de la vida que nos puebla y que la vida no nos quita cosas, nos va liberando de ellas, nos aliviana para volar más alto y así alcanzar la plenitud. Lucio Séneca, filósofo romano, invita a no desear nada, pues la verdadera felicidad no consiste en tenerlo todo. Tenemos entonces que la infelicidad es creer en la pérdida y no en la transformación y en pecar de un consumo inmoderado. Si siento la falta de sentido del mundo es porque me cierro a él, porque no imito la energía constante del planeta que es dar con gratuidad. Todos estamos llamados a ser generosos. La buena educación es la que crea ciudadanos empáticos que son capaces de imaginar cómo se siente el otro. Ese debiera ser el estándar de calidad de vida de un país. Si solo tuviéramos esa capacidad de imaginarnos cada consecuencia de nuestros actos respecto a la comunidad donde vivimos sabríamos cuándo la estamos ofendiendo y cuándo dignificando; la única consecuencia posible es una sociedad más justa y vidas individuales más plenas.