Redacción - La Estrella de Antofagasta
Veintisiete años de cárcel suman las penas impuestas por el Tribunal de Juicio Oral en Lo Penal de Calama a Eliud Gustavo Martel Claudio, ciudadano peruano que el 27 de julio de 2016 asesinó a su conviviente y la hijita de ambos.
El trío de jueces lo encontró culpable del femicidio de su conviviente Claudia Deiny Yulisa Torres Laura, por el que le aplicó una pena de 15 años y un día de presidio mayor en su grado mínimo y un segundo delito de homicidio simple en contra de Claudia Martel Torres, de 3 años e hija de ambos, por el que lo sentenció a 12 años de presidio mayor en su grado medio.
El fiscal de Calama, Marcelo Bravo Valenzuela, lo había acusado por femicidio y parricidio, sin embargo el tribunal consideró la muerte de la menor como homicidio simple, ya que en su inscripción de nacimiento aparece como hija de un hermano del imputado, aunque dos pruebas de ADN, realizadas con posterioridad a la muerte de la pequeña, confirmaron que el imputado era su padre biológico.
El Tribunal dio por acreditado que el día de los hechos, en horas de la madrugada, el extranjero de 35 años regresó desde su trabajo hasta la habitación del domicilio ubicado en calle Pucón 2912 de Calama, donde pernoctaba con su pareja Deiny Torres, de 25 años, y la menor.
En un momento Martel Claudio tomó un par de cuchillos que había extraído desde la panadería en que trabajaba y con uno de ellos atacó a la mujer, propinándole diversas heridas en el costado izquierdo de su cara, en la palma y dorso de ambas manos. Además, le provocó tres heridas punzantes en la espalda, penetrando una de ellas hasta el pulmón, y otra de tipo cortante en la parte lateral-anterior del cuello.
Luego agredió a la niñita con un arma blanca, causándole dos heridas de menor envergadura en la parte anterior del tórax y un corte profundo en la parte anterior y lateral de su zona cervical.
Ambas murieron en el lugar por degollamiento, herida por arma blanca en el cuello. Tras los demenciales actos el condenado realizó llamadas telefónicas a familiares, señalándoles que su pareja y la niña estaban fallecidas y que él también estaba muriendo, para luego autoinferirse una herida en el cuello con un arma blanca, causándose lesiones de carácter grave.
Uno de los parientes fue al hogar con el dueño de éste y forzó la puerta de la habitación que arrendaba el extranjero. Allí lo encontró tendido en la cama con una herida en su cuello y cubierto de sangre, pero con vida, mientras que Deiny y Claudia ya habían muerto.
Finamente el peruano fue hospitalizado.