Aunque el trabajo de Sue-Ellen Gálvez está a unos pasos del Eagle School, el colegio donde estudia su hija, ella igual sale siempre a la esquina de Riquelme con Matta a esperarla cuando sale del colegio. Recién está tranquila cuando cruza la calle y por fin la tiene en sus brazos. La preocupación es la misma calle: unos autos vienen bajando a toda velocidad por Matta y otros subiendo por Riquelme, y ahí se producen los choques. En el año que lleva trabajando ahí, Sue-Ellen ha visto varios.
"A la semana, como tres veces. Yo veo y escucho que a la hora de frenar le dan un golpecito en la parte de atrás, o sino frenan y se escucha el arrastre de las llantas", dice. El cruce, de por sí, ya es complicado. Ahí se unen Matta, Riquelme y en diagonal viene la Avenida Argentina, dejando entremedio la pequeña plaza frente al Eagle. Los autos que bajan por Matta tienen ahí un ceda el paso, pero los que no lo respetan se llevan la peor parte. "La Estrella" comprobó que algunos se demoran en bajar la velocidad y frenan completamente recién después de la señalética, a veces ya casi en la mitad de Riquelme.
Marilú Vega trabaja hace once años en una casa del sector y dice que lo más peligroso es que esto pase justo en frente de un colegio. "Los vehículos por Riquelme tampoco tienen la precaución de desacelerar un poco, y los de acá no respetan el signo de ceda el paso. Llegan y pasan no más", asegura.
Un semáforo porfa
En mayo del año pasado, Mi Barrio estuvo en la misma esquina. El diagnóstico de los vecinos es igual que esa vez: acá hace urgente falta un semáforo. Lo sabe Rubén Araya, quien trabaja en la tienda de trofeos que está en esa intersección y que en 25 años ahí asegura haber visto "cualquier cantidad de accidentes", dice.
"Acá todo el tiempo quedan volcados en la esquina. ¿Y sabí lo que pasa? Es que no hay señalética. La mayoría de las personas miran hacia la izquierda, en vez de mirar a la derecha, si es de subida", asegura don Rubén. Lo que más le preocupa es precisamente la presencia de niños que entran o salen del colegio. La vereda es pequeña, así que a esas horas se llena de escolares. "Yo soy testigo de los accidentes, por lo menos una vez a la semana. Afortunadamente ha habido suerte que no ha agarrado ningún cabro".
Sue-Ellen Gálvez también coincide en poner un semáforo, "para que ellos puedan prever más la luz y puedan parar", dice con respecto a los automovilistas.
Por otro lado, un carabinero dirige el tránsito en las mañanas para la protección de los jóvenes que van a clases. Desde Carabineros señalaron que su presencia, además de cumplir esa función, busca "agilizar el tránsito y evitar que los automovilistas estacionen en segunda fila por cuanto eso es un riesgo".
Por su parte, el Director de Tránsito y Transporte Público de la Municipalidad de Antofagasta, Rodrigo Muñoz, señala que no se puede poner un semáforo, "porque a menos de 100 mts. existe uno, esto según un informe de la SEREMI de Transporte, quien fue categórica al decir que no existía factibilidad de este requerimiento", dice.