Necesitan ayuda para repatriar a joven ahogado
Madre de Juan Bedoya, de 19 años, recién había llegado a Chile a radicarse.
Redacción - La Estrella de Antofagasta
Dolorosos momentos viven la familia y amigos de Juan Diego Bedoya Medina, joven colombiano cuyos restos fueron hallados el jueves, 11 días después del accidente en el mar que le costó la vida.
El muchacho, que trabajaba en un ferretería del Barrio Industrial de Antofagasta, tenía 19 años y murió ahogado cuando pescaba en los roqueríos ubicados a la altura del Avenida Edmundo Pérez Zujovic, en medio de un paseo familiar.
Mayra Aguilar, amiga de Francinet Medina, madre del joven, explicó que ayer realizaron trámites en el Servicio Médico Legal (SML), en una funeraria y la Fiscalía, para tramitar su repatriación. El deseo - dijo -es que Juan Diego sea sepultado en Pereira, en su país natal.
Para ello tienen contemplado repatriarlo este miércoles, sin embargo es necesario que logren reunir un millón 300 mil pesos. Según calculan, entre el último sueldo pendiente del muchacho y una colecta realizada por sus compañeros de trabajo, reunirían cerca de 500 mil pesos.
Por eso, les restarían aún 800 mil que esperan recolectar con ayuda de los colombianos residentes y toda la comunidad antofagastina, que se vio consternada por la tragedia. "En este momento lo que necesitamos es el aporte económico", precisó Mayra, que llamó a quienes desean colaborar a hacerlo en la cuenta RUT 25.994.048, a nombre de Mayra Alejandra Aguilar Herrera, RUT 25.994.048-6, Banco Estado. El correo de contacto es doctoramayraaguilar@gmail.com.
Drama familiar
La tragedia ocurrió el domingo 22 de abril, apenas tres días después de la llegada a Chile de Francinet, madre del joven.
"Ella llegó un jueves, pasó esos días con el hijo y el domingo pasó esto (...) ella venía y le iba a acoger él. Ella vendió todas sus cosas en Colombia", relató Mayra, explicando el terrible final del proyecto familiar.
En Chile, Juan tenía sólo a unos primos y su mamá decidió dejarlo todo en natal Colombia para radicarse acá y cuidarlo. El destino, sin embargo, tendría la última y cruel palabra y hoy vive la pesadilla de realizar los trámites funerarios de su hijo.
El muchacho estuvo desaparecido hasta el jueves, cuando trabajadores de un camión que extraía agua en el mar encontraron su cuerpo en un pozón, ubicado a 400 metros al norte de donde había sido visto por última vez.