Ojos de Contraloría

Señor director:

La Contraloría General de la República son los ojos de los ciudadanos para fiscalizar el correcto uso de los recursos del Estado, y como se ha podido observar, es permanentemente cuestionada por unos y aceptados por otros, según la conveniencia política o económica de sus veredictos.

Lo más relevante de esta institución es que conforma un freno a la injusticia, ilegalidad y la corrupción por parte de las instituciones y empresas del Estado. Si no existiera sin duda que habría una total anarquía y la presencia de conductas perversas en el funcionamiento en las que su ámbito de acción no llega.

Hay instituciones y empresas del Estado en que la Contraloría General de la República no tiene jurisdicción, y otras que hacen múltiples esfuerzos para reducir, neutralizar o eliminar su control, lo que sin duda es sospechoso, más aún cuando hay hechos e indicios donde hay clara presencia de conductas corruptas.

Una de las instituciones en que la Controlaría General de la República no tiene jurisdicción es en el Parlamento, donde hemos sido públicos testigos de graves actos de corrupción de senadores y diputados, los que han quedado impunes o con sanciones risibles. Por los mismos actos delictuales, un ciudadano común y corriente estaría en la cárcel.

Lo anterior, debido a que cuentan con sus propias contralorías y que, por razones obvias, no controlan como debieran o hacen vista gorda frente a fraudulentas rendiciones de cuentas.

Y en la que tiene jurisdicción y le produce alergia a la Contraloría General de la República, es en Codelco, en la que la Contraloría ha detectado actos impropios y por ello sus directivos y ejecutivos buscan por todos los medios tener un mismo sistema de control como el ineficiente e ineficaz del Parlamento.

Los ciudadanos quieren una Contraloría General de la República que no sea miope o ciega, es decir que cumpla integralmente su función frente a todas las instituciones y empresas del Estado, sin excepción, incluso que cuente con más recursos para que su visión sea estereoscópica y microscópica.

Jaime Manuel Ojeda Torrent