El día en que "El Arriero" cerró por última vez
Luis Guerra, junto a su hermano Jorge, por más de 40 años animaron a los clientes con las melodías del piano, hasta el cierre del local el pasado 17 de junio. Ahora, viven el recuerdo.
Entrar a "El Arriero" inmediatamente produce un aire de nostalgia. Las mesas esperan a los comensales como siempre, como si fuese cualquier día de atención. Pero las cosas son diferentes ahora. El tradicional local de calle Condell cerró sus puertas el pasado domingo, con una última atención dedicada al Día del Padre.
Fotografías históricas, una antigua fuente en el centro, un gran reloj en una de las paredes y el tradicional bar, lucen silentes. Pero si hay algo que llama la atención de inmediato es el piano, el mismo con el cual los hermanos Luis y Jorge Guerra deleitaron por más de 40 años a los clientes con las melodías.
Hace casi medio siglo nació el famoso Arriero, pero no fue sino hasta 1978 cuando el empresario antofagastino Juan Castillo Álvarez tomó las riendas de la administración, que el restaurante comenzó a ganar fama entre la comunidad local.
Ambiente familiar era lo que le entrega el sello a este local, algo que intentó mantener durante todo el tiempo de vida. Sus parrilladas fueron el deleite del paladar tanto por antofagastinos como por sus visitantes, entre los que destacan famosos. Algunos nombres que pasaron por su mesa: Don Francisco, Daniel Vilches, Antonio Vodanovic o el chef Coco Pacheco, porque la frase de antaño hacía referencia a ello: "Si no conoces El Arriero, no conoces Antofagasta".
Y en ello hay una anécdota que recuerda Luis Guerra. Estando en el piano alguien le pidió el instrumento para interpretar una pieza a lo que él se negó.
"No le quise prestar el piano porque no le conocía. Le dije después 'si sabes tocar el piano te lo presto'...Me respondió: 'soy aficionado'. Cuando comenzó a tocar quedé así (sorprendido) y dije: ¡¡chuuu!!'", recuerda Luis.
Y claro, la sorpresa era mayúscula, sobre todo cuando el extraño le reveló su identidad. A quien le había negado tocar no era otro que el maestro argentino Raúl Di Blasio, quien se encontraba por estas tierras como parte de una de las giras de la Teletón.
Cierre
Luis recuerda que en los tiempos de oro, plenos años 80 y década de los 90's, El Arriero se mantenía abierto hasta cerca de las tres de la mañana, pero con la llegada del 2000 sólo hasta pasadas las 22:00 horas. Así, comenzaría un largo camino hacia el cierre, "algo inevitable", como lo califica.
Según dice él junto a Jorge, el ambiente familiar no pudo competir con toda la onda bohemia del Barrio Rojo, sumado a la baja de clientes. El costo de mantener el negocio era más alto que los beneficios y compromisos financieros de los propietarios, repercutieron en su clausura.
Los hermanos Guerra son claros: la gente comenzó a dejar de asistir, sobre todo en la noche, por el ambiente de los clubes nocturnos."El llamado Barrio Rojo...creo que esa es la palabra más mala que hemos tenido en nuestra representación en Chile. Éste era uno de los pocos restaurantes en el centro en el que se aceptan familias completas, pero en la noche cambió. No se ve la ciudad como se veía antes", comenta con tristeza.
Juan Castillo vive en Linares y la administración la tienen sus hijos (junto con la Fuente Alemana) y hasta ahora hay incertidumbre sobre el futuro del edificio en sí. Sin embargo, Luis y Jorge -sin saber dónde harán sonar esas teclas del piano clásico- quieren mantener vivo ese oficio de la música en algún local.
"The Piano Man" de Billy Joel o el mismo Himno del CDA, fueron parte de lo más pedido por los clientes del restaurant, incluso traspasando hasta tres generaciones de comensales.
"Mi teléfono no ha dejado de sonar. Se enteraron los clientes llamándome por el cierre, algunos enojados. Me dio pena avisarle a la gente que desde el lunes 18 el restaurant no iba a abrir más".