Los días al interior de la cuestionada Brigada Motorizada N° 1 de Calama
Luego que se conociera un abuso sexual y agresión al interior de la unidad, comenzaron a salir a la luz episodios que no han sido reconocidos por las autoridades y hechos al interior que no son compartidos por padres de los conscriptos.
El silencio y el temor parecen ser los principales protagonistas de esta historia. El ataque físico y sexual que sufrió un conscripto al interior de la Brigada Motorizada Número 1 de Calama puede ser solo la punta del iceberg.
Un mundo que parece estar lleno de secretos, que con el paso de los días han ido saliendo a flote. Pero pocos quieren hablar, tienen miedo de lo que pueda ocurrir si cuentan lo que realmente está pasado.
En un comienzo muchos querían alzar la voz, entre ellos el padre del soldado que fue víctima del conocido ataque, pero con el correr de los días y a medida que fue recibiendo mayor información, finalmente optó, como todos, por el silencio.
Este diario tuvo la oportunidad de hablar con dos madres de actuales jóvenes que cumplen con su servicio militar, ambas con miradas distintas de lo que está sucediendo al interior de la brigada.
Realidades que se están dando a conocer y que incluso motivaron una investigación al interior del Ejército, que obligó a su comandante en jefe a visitar la región.
La primera de las madres, quien no quiso identificarse, actualmente tiene a su hijo en la Brigada Motorizada y dice que no se enteró más que por la prensa de lo que estaba ocurriendo.
Señaló que por lo que tiene entendido a los soldados los segmentan. Los separan por grupo y dejan a los más tranquilos en un lugar y a los más desordenados en otro. Es lo que lecuenta su hijo.
Efectivamente está la unidad de Morteros y de Infantería. Ambos grupos están a cargo de un oficial que debe velar porque todo funcione de manera normal y que hechos como estos no ocurran.
Si bien reconoce que no es tanto el problema al interior, sí menciona que todo funciona como una verdadera cárcel, por lo que no le hace sentido lo que ocurrió.
Agregó que cuando regresan de su franco, deben entregar sus teléfonos celulares, no los pueden tener con ellos. Entonces no comprende cómo o quién grabó el video, aunque para ella las opciones son claras. Señala que ingresan con los celulares ocultos o bien lo grabó quien estaba a cargo. Expresa que eso deberán decirlo las autoridades, pero que a ellos como padres les quedó la duda de cómo se hizo.
Efectivamente los jóvenes cuando ingresan a la unidad no pueden tener en su poder celulares y siempre, tal como nos contaron las dos madres, estaban bajo la supervisión de un superior.
La madre añade que no comprenden cómo agreden de esa forma a un soldado sin que nadie se diera cuenta, pues siempre están con la supervisión de un cabo de guardia. Agrega que alguien tiene que explicar cómo pasan cosas como éstas, que deberían ser controladas por quien se encuentra a cargo.
Hoy la investigación que se dará a conocer en Antofagasta, debería aclarar por qué no funcionaron los protocolos que existen al interior de la brigada. Si el funcionario a cargo estaba o no cumpliendo su labor y por qué no existió reacción inmediata denunciando los hechos.
La segunda madre también aportó importantes detalles, entre ellos sobre el motivo que hizo que la víctima no quisiera denunciar en primera instancia lo ocurrido.
Manifestó que el joven tenía temor, porque también estaba involucrado en cosas extrañas, y por lo mismo era mejor quedarse callado.
Ataques
Los ataques comenzaron el 7 de junio y de ahí hubo hechos que no se comprenden. Por ejemplo, que el conscripto no quedará internado en el hospital local a pesar de las lesiones que había sufrido, donde volvió el 13.
Que no quisiera dar a conocer lo que estaba sucediendo, debiendo ser una enfermera del hospital quien al ver la gravedad de los hechos, alertara a las autoridades. De no ser por esa mujer que en silencio decidió colaborar, el caso pudo haber quedado archivado entre los papeles de la Brigada, sin que nadie hiciera nada, más que demostrar que todo seguía funcionando de manera correcta.
La segunda madre sí reconoce que hay situaciones que ocurren desde siempre entre los soldados y que hasta el momento no se ha puesto coto, siendo esto solo una consecuencia de la verdad que se quiere ocultar.
Dijo que su hijo le cuenta que adentro se ve de todo. Que incluso las jefaturas tienen conocimiento que se vende droga, pero nunca se ha investigado o fiscalizado. Asevera que los jóvenes son números para aumentar la evaluación que se tiene de quienes ingresan de forma voluntaria y que solo importa cumplir cuota de ingresos y nada más.
Trascendidos dan cuenta que efectivamente esto podría tratarse incluso de un ajuste de cuentas entre los propios soldados, porque el conscripto que fue víctima del ataque también estaría siendo investigado por acciones que no son aceptadas al interior del Ejército.
Estos antecedentes serían los que provocaron el silencio total del padre, quien al enterarse de nuevos detalles, optó por retirarse de la publicidad que le dio el caso de su hijo, el que tomó ribetes nacionales con la visita incluso del comandante en jefe.
Estelas de dudas que permiten una serie de cuestionamientos sobre qué es lo que realmente ocurre al interior de la Brigada Motorizada, cuya jefatura en Calama no se iba a referir a estos temas. Solo lo hará hoy el comandante de la I División de Ejército en Antofagasta.
Uno de los episodios más cercanos y de similar gravedad, es el que dio a conocer una exconscripta a comienzo de año. En Santiago denunció hechos graves tras afirmar que fue violada por un teniente al interior de la Brigada y que no fue escuchada por sus superiores, quedando afectada sociológicamente por lo ocurrido.
Tampoco se conocen antecedentes sobre qué ocurrió en este caso que también causó revuelo.
Se suman los hechos en que se han visto también involucrados los conscriptos en las últimas semanas: robos con intimidación, hurtos en tiendas, entre otras cosas.
Vale preguntarse si los sistemas de selección son los correctos, para terminar con jóvenes cumpliendo el servicio militar que no cumplen con el perfil que se esperaría de ellos.
Un manto de dudas que debería quedar despejado con la investigación, la que según varios padres, tampoco entregará la realidad de lo que pasan tras el acceso principal.