Panadero regala su pan a las personas en situación de calle
Pareja tocopillana ha sufrido varias calamidades, incluyendo que el patriarca de la familia estuvo en las drogas. Tras recuperarse a través de la fe, decidió instalar un negocio y entregar panes a quien lo necesite, como forma de retribución.
Una simple acción puede conquistar el corazón de alguna persona que tenga tristezas en su vida, así es el pensamiento de la pareja tocopillana compuesta por Mauricio Miranda y Jacqueline Harder, quienes instalaron una panadería hace menos de tres meses y todos los días regalan panes a quien lo necesite.
Todo ello fue conocido a través de las redes sociales, donde este noble gesto de esperanza y bondad ha sido valorado por la comunidad tocopillana. Pero todo ello tiene detrás una historia de altos y bajos.
Una vida dura
Mauricio y su pareja vivían en Antofagasta, pero él estaba inserto en las drogas. Lo dice sin vergüenza alguna, "ese tiempo ya pasó", señaló.
Su consumo lo llevaba a hacer cosas de las cuales no se sentiría orgulloso, afectando principalmente a Jacqueline y a sus dos hijos.
"Dejaba mil pesos y mi esposo también se los llevaba, sabiendo que mi hijo al día siguiente tenía que tomar desayuno, tenía que llevar una colación", graficó Jacqueline, mientras que su esposo escucha atentamente y recuerda el infierno por el que vivió por 20 años a raíz de este vicio.
Mauricio evoca algunos pasajes muy oscuros de ese tiempo, pero solamente quedan en su memoria. Son situaciones y vivencias que guardó en lo profundo de su corazón, ya que las drogas casi lo alejan para siempre de todos sus seres queridos.
"Una parte de mi vida fue muy dura porque mi esposo estuvo 20 años metido en las drogas. De tener todo a no tener nada, de vivir (…) Teníamos un techo, pero no había para pagar el arriendo", afirmó Jacqueline.
La esperanza
Tras pasar dos décadas en la escasez económica, familiar y personal, Mauricio recibió el llamado de la fe, se reunió con unos hermanos evangélicos quienes le enseñaron la palabra del Señor.
Con harto sacrificio y sufrimiento, pero con mucha esperanza en su corazón, Mauricio logró rehabilitarse y con ello, recuperar el amor de su familia.
"Nosotros vivimos harta escasez, estuvimos pasando por varias circunstancias. Estaba en la droga y a veces no teníamos para comer. El Señor nos ha bendecido", recuerda con alegría Mauricio.
Por eso, con su señora llegaron a Tocopilla (ciudad natal de Mauricio) y él comenzó trabajar en una panadería, donde aprendió los secretos para hacer el mejor pan.
Posteriormente y gracias a un proyecto ganado por el Fosis, este vecino pudo adquirir un horno industrial y así pudo independizarse laboralmente, gracias al apoyo de su señora, quien es una verdadera experta para los dulces.
Juntos hicieron bandejas con dulces, las cuales iban a vender al hospital, como también en la calle, pasando por las poblaciones en el llamado "puerta a puerta", entregando sus productos con una gran sonrisa, donde la comunidad valoraba el esfuerzo de ellos y sobre todo, por las ricas preparaciones.
La felicidad
Y en abril de este año, Mauricio y Jacqueline dieron el gran salto de sus vidas: adquirieron un local para abrir su propia panadería, logrando así concretar un anhelo personal y familiar.
"Shalom" fue el nombre con el que nombraron este local, que en hebreo es el bienestar, la paz, la salvación, la armonía, la bondad y la justicia combinadas, algo que significa bastante para esta familia tocopillana, pues todo lo que sufrieron y lo que actualmente están viviendo es una bendición.
Aquí han ganado su clientela, pero lo más valorable de esta pareja es que todos los días, desde hace tres meses, dejan varias bolsas con pan fresquito colgadas en la puerta de entrada a su local, con los siguientes mensajes: "Si lo necesita, sáquelo. Bendiciones" y "Llévelo si lo necesita".
Todo ello dirigido a personas en situación de calle o aquellas que estén sufriendo los estragos de la drogadicción. Esto, como una forma de retribuir todo lo bueno que han recibido en sus vidas.
"Si el Señor nos ha bendecido con este lugar es para bendecir también a las personas que necesitan y hay muchos acá en Tocopilla que están metidos en la droga, como estuve yo, hay muchas personas que también están pasando por necesidades y si nosotros podemos bendecir y ayudarles, entonces bien, porque queremos hacer la voluntad de nuestro Señor y es muy importante para nosotros", explicó Mauricio.
No solo les entregan pan, sino que además un tecito, un agua, pero lo más importante, una conversación y tratarlos dignamente como personas, una cualidad que se ha perdido en la actualidad.
"Hay muchas personas que están en situación de calle que están en la droga y nosotros, pasándoles un pancito o darles una palabra y les decimos que ellos también pueden salir de la droga, tal como me ocurrió a mí", señala Mauricio sobre la finalidad de esta noble acción, explicando -además- que "a veces, la gente que está en la calle recibe malos tratos por cómo andan vestidos o por no tener un techo, pero ellos también son personas que necesitan amor y cariño. Eso es lo que nosotros tratamos de traspasarles a ellos".
Gracias a esta acción que salió del corazón, este local llegó a ser conocido en los últimos días a través de las redes sociales, en donde los usuarios han valorado este ejemplo de ayuda hacia el resto.
Independiente de esto, Mauricio y Jacqueline seguirán en su senda de ayudar a quien lo necesite. Ellos vivieron esa situación en carne propia y saben que muchas veces las personas en situación de calle pueden ser discriminadas y hasta maltratadas.
"Gracias al Señor que nos sacó de ahí, nos restauró y ahora estamos más enamorados que nunca. Nos volvimos a casar", afirmó muy feliz Jacqueline.
Esta pareja intenta contrarrestar la estigmatización social con un poco de cariño y preocupación a través de un simple pan, que para ellos es un acto de retribución hacia el Señor y la vida, por tanto que les ha dado.