Cartas
Rehabilitación
Señor director:
La Ley de Talión no es la solución: "Ojo por ojo, diente por diente", "el que a yerro mata, a yerro muere". Si deseamos una sociedad mejor, tenemos que practicar las palabras de Jesús: "Amaos los unos a los otros". El amor y el respeto son la base de toda comunidad. El odio nada engendra, solo el amor es fecundo.
Cuando vino el Papa Juan XXIII, nos entregó estos mensajes y el actual Papa, continúa por el mismo camino. Si revisamos la historia, las cárceles eran lugares de castigo, de venganza y terminaban a veces con la muerte. Si deseamos combatir la delincuencia, lo más importante es dar amor para que todos los seres de la tierra sin excepción, puedan ser felices. La principal preocupación está en la educación "tarea de todos". Es la forma de protegernos para que no exista la delincuencia, por lo tanto, las cárceles deben ser verdaderos centros de rehabilitación, donde aquel que está allí comprenda que el único camino es respetar para que lo respeten. En la universidad, don Máximo Pacheco nos decía: "Si los pillos supieran la ventaja de ser honrados, serían honrados de puro pillo." La tarea que un Estado tiene por delante es compleja, es cara y es necesaria, para que aquellas personas que lleguen a estos recintos comprendan las palabras del profeta y así terminaremos con la delincuencia.
Jorge Raúl Díaz Pacheco
Sequías vs prioridades
Señor director:
En el último tiempo mucho se ha dicho y escrito respecto a una supuesta "sequía" legislativa. Sin embargo, hace poco y con el canto de un diputado en el Congreso incluido, los chilenos nos enteramos de la instauración del día del rock, en lo que fue destacado como un acuerdo transversal por parte de todos los sectores políticos.
Ahora bien, esto demuestra que más que una sequía el problema de nuestros congresistas es la definición de prioridades, responder a las urgencias ciudadanas. Porque cuando se trata de legislar sobre salud, educación, empleo, seguridad ciudadana e incluso sueldo mínimo la tramitación se entrampa, la discusión se acalora y todo queda en foja cero. Pero cuando se trata de promulgar "días" o incluso de aumentos exprés a las dietas parlamentarias, entonces ahí logran quórum históricos de asistencia. Sería bueno que, de una vez por todas, nuestra clase política atienda y escuche los ciudadanos a quienes, mal que mal, le deben sus escaños.
Rodrigo Durán Guzmán