Cambió trabajo de atención al cliente por la vida militar
La joven ingeniera comercial de 24 años, Denisse Lovera Silva, realiza su Servicio Militar en la I División del Ejército en Antofagasta. Esta semana juró con su vida a la Bandera.
Cuando a Denisse Lovera Silva le dijeron que estaba la posibilidad de viajar hasta Antofagasta, no lo pensó dos veces. A sus 24 años la oriunda de Puente Alto (Santiago) es una joven que se considera bastante viajera, conociendo prácticamente todo el sur del país, por lo que tenía una deuda con el norte.
Con eso en mente, la joven ingeniera comercial de la Universidad Central, dejó su trabajo de atención a clientes y encargada de ventas en una empresa de telefonía, para así vestirse con el uniforme de la milicia.
Ella es una de las soldados conscriptos que se encuentra realizando el servicio militar en la I División del Ejército en Antofagasta y que habitualmente se mantiene efectuando labores en la Tercera Brigada Acorazada La Concepción, un cambio que la llevó de atender a clientes en oficina, al de estar en pleno desierto realizando pruebas de supervivencia y exigencia física, como parte de su instrucción militar.
"Me titulé en marzo de 2017 y en abril fui al Cantón de Reclutamiento de Puente Alto, porque soy súper viajera, me gusta mucho la aventura. El norte no lo conocía, ya que había llegado sólo hasta Coquimbo. Pero me metí más porque quería aprender de supervivencia", dice Denisse.
Una experiencia que comenzó a vivir en carne propia cuando tuvieron su primera campaña. Fueron 15 días en el desierto, en donde "uno aprende cómo sacar agua, cómo ver la hora a través del sol, cómo estar ahí y orientarse sin tener que utilizar ningún tipo de herramienta. Nunca había estado en el desierto y la experiencia fue gratificante".
Esa palabra califica la vivencia de la joven soldado, en donde se encontró cara a cara la aridez del ambiente y un sol que no perdona, algo radicalmente distinto a los parajes verdes de la zona centro-sur: "Nunca había caminado en el desierto y es muy bonito, el amanecer y el atardecer son maravillosos".
Pero Denisse va más allá, porque reflexiona lo que han sido estos meses lejos de su familia, cumpliendo el deber militar: "Aparte de aprender de supervivencia, una acá puede aprender de sí mismo. Cuál es la fuerza mental y física que una tiene. Yo al principio me sentía súper débil. La fuerza física que uno tiene que tener va más allá de la que esperas, pero después una se va acostumbrando".
La joven fue una de las 676 uniformados que el martes pasado realizó su juramento a la Bandera, ceremonia en la que los efectivos del Ejército juran servir a la Patria y dar su vida si fuese necesario, siempre por el cumplimiento del deber.
En las horas previas comentó lo que significaba ser parte de esta magna ceremonia: "jurar a la Bandera y dar mi vida por ella... es un honor, es un gran orgullo. El pecho se te infla porque no todos tienen la posibilidad de hacerlo y los que la tienen realmente lo siente. Además, que sólo los uniformados sabemos el sacrificio que tenemos que hacer para que salga todo bien en la ceremonia".
Denisse se proyecta en la carrera de las Fuerzas Armadas. Es por eso que ya está postulando a la Escuela de Suboficiales y a la Escuela Militar, algo que siempre ha querido.
"Me quise meter primero al servicio para ver dequé se trataba primero y sí, sí me gusta y además poner el nombre de las mujeres. Es bonito aquí, porque somos una familia militar", finaliza.