Octava Compañía: 50 años al servicio y rescate de la gente
El 14 de agosto de 1968 nació la Bomba Maximiliano Poblete, con el objetivo de atender emergencias del sector norte. Hoy esa labor continúa con el mismo ímpetu, gracias al compromiso de los 58 bomberos que la integran.
Limpiando los vidrios del cuartel estaba uno de los voluntarios, mientras que en otra esquina del mismo edificio se encontraba otro barriendo. Había que dejar todo impecable porque la ocasión es importante: una ceremonia entre todos para esperar las 0:00 de hoy 14 de agosto, fecha en la que cumplieron 50 años de labor desinteresada y de ir siempre en ayuda de los demás.
Son ellos, los voluntarios, los Bomberos de la Octava Compañía Maximiliano Poblete, la que está ubicada -al igual que hace medio siglo- en calle Montegrande, en donde los "caballeros del fuego" siguen atentos al llamado de alarma, que en cualquier momento los llevará a subirse nuevamente a los carros.
Fue casi en el final de la década del 60' cuando nació la Bomba Maximiliano Poblete, a la que se le asignó el número ocho.
Debido a su ubicación geográfica los bomberos de la octava centran principalmente en las emergencias de todo el sector norte, junto con sus colegas de la Décima Compañía (en Huamachuco).
Sin embargo y dada la gran expansión que ha tenido dicha zona de Antofagasta y por lo tanto sus emergencias, próximamente tendrán el apoyo de la futura Séptima Compañía, la que estará ubicada en el nuevo cuartel de Avenida Pérez Canto.
En el ADN de los Bomberos está combatir los incendios, pero en la Octava la especialidad son los accidentes de tránsito, específicamente acudir al rescate de las víctimas que se encuentran atrapadas en los vehículos.
Para ello es constante la capacitación especializada que reciben los voluntarios y además poseen el equipo necesario. En total, son tres las unidades con las que cuentan para acudir a emergencias del sector norte: dos carrobombas con capacidad para cuatro mil litros de agua cada uno y un vehículo Dodge con equipamiento para los procedimientos en rescate.
Y mientras preparan para la ceremonia de la noche, el capitán Luis Ramírez comenta que esta compañía está conformada por 58 bomberos, incluidas 12 mujeres y otros seis aspirantes a ser voluntarios.
La bomba Poblete cuenta con un mando administrativo en el cual el director es Reynaldo Rivera, la secretaria Ana Navarro, en tesorería María Fernanda Fuentes y Alejandro Figueroa.
A ellos se suma el mando operativo con la capitanía de Luis Ramírez, junto con el apoyo del teniente primero Jean Altamirano, teniente segundo Fabrizio Ponce, teniente tercero (s) Jaime Díaz, teniente cuarto interino Roberto Zuñiga; además de los ayudantes Julio Bravo y Vanesa Jara.
"Somos una compañía que se formó por necesidad en el sector norte, ya que el tiempo de respuesta que tenían las del centro no era el esperado por la comunidad. Somos la compañía que tiene la mayor cantidad de emergencias del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta", señala el capitán Ramírez.
La autoridad bomberil explica que en materia de accidentes del tránsito el área de cobertura incluso traspasa las fronteras de la ciudad, para así llegar hasta el cruce con la ruta B-400, La Portada, playa La Rinconada, Juan López y en casos de apoyo, también a la ruta 5 Norte.
A veces se cuentan mínimo cinco o seis emergencias por día, ya sea accidentes o incendios. Por el sector geográfico, los voluntarios de la Octava tienen que acudir a las zonas altas de la ciudad y en las que -principalmente en campamentos- se trata de lugares de difícil acceso, lo que se ha convertido en un punto que dificulta el trabajo.
Familia bomberil
Pero a pesar de ello, los funcionarios bomberiles esperan atentos el llamado, para así salir en apoyo de la comunidad antofagastina. Esa es la esencia del voluntariado, la vocación de ayudante todo.
Y eso es lo que le llamó la atención hace 11 años al bombero Felipe Aravena, tiempo que también lleva en la Octava. Su motivación viene desde los tiempos liceanos cuando un compañero de curso también estaba dentro del mundo bomberil.
"Uno está acá porque le gusta, porque es ese gusto de ayudar a la gente. Esto igual a uno lo recompensa en conocimiento y también en trabajos, como por ejemplo en las brigadas de emergencia en faenas", comenta.
Gran experiencia tiene también Carlos Morales, el actual cuartelero de esta bomba. Él -literalmente- vive en el cuartel, en una casa que queda justo al costado del edificio y es por tanto el hombre que más tiempo pasa en las dependencias del recinto.
Es el encargado de conducir los carros y llevar a los demás al lugar de la emergencia. Con 15 años como voluntario, esa es una herencia que viene de su familia: su tío era también fue cuartelero en la Octava, además de un primo que se desempeñó como bombero en ésta y otra compañía.
"Yo venía a visitar a mi tío al cuartel y como dicen 'la sangre tira'. Lo mío fue porque veía cómo era la vida de bomberos en mi familia, por lo que siempre me llamó la atención. Seguí esa tradición", añade.
Dado que todos los días tienen que convivir con accidentes, estos voluntarios deben tener nervios de acero para enfrentar la situación al límite, aunque a veces las emergencias no se borran de la memoria, ya que pese a que es una labor, debajo del casco, las chaquetas y todos los implementos, están los humanos.
Tanto Felipe como Carlos coinciden que en sus casos personales, lo más chocante fue haber prestado apoyo en emergencias que involucran a niños, sobre todo porque ellos son padres. "Eso no se olvida nunca", señalan.
Pero para lidiar con ese tipo de situaciones han conformado casi una especie de ritual. "Cuando regresamos a la bomba hacemos una especie de psicología de la emergencia, nos reunimos todos los que fuimos, liberamos las tensiones y lloramos si es que hay que llorar. Siempre preguntamos '¿quién se siente mal?' porque somos personas también", afirma Felipe.
Eso también es parte de esta compañía en la cual se definen como una verdadera familia, en la que todos se preocupan unos de otros. El capitán Luis Ramírez así lo explica: "vienen bomberos con sus hijos aquí, hacemos almuerzos. Todos somos muy unidos . Cuando alguien tiene algún problema, nosotros mismos generamos actividades para ayudarlo".
Y como parte de ese sentimiento de familia es que ha seguido por años de compartir una cena todos los 8 de cada mes, para recordar el número de esta compañía.
En cuanto actividades propias del aniversario, ya hicieron un taller de rescate vehicular, además de una recuperación hace algunos días de una plaza en la población Manuel Rodríguez; tuvieron también ejercicios internos. Hoy en el Teatro Municipal se viene una sesión solemne en donde se reconoce a los integrantes destacados y el sábado una cena formal para todos los voluntarios, recordando que son 50 años acudiendo al llamado de ayudar a los demás.