Estuve de cumpleaños. Ayer cumplí un año más de vida y me parece más potente que un nuevo año de calendario, que esta "vuelta al sol" esté enfocada en mí. En cómo te pilla en tu estado anímico, respecto de tus metas, éxitos, caídas, sueños. Y o al menos los deseos de las velitas me los tomo súper en serio y trato de cumplirlos año a año para que en el siguiente la introspección de mi vida tenga más sentido. Y tampoco soy súper vivida pero tengo 35 años y me gusta repasar donde estoy, qué he hecho, qué quiero seguir haciendo y qué quiero dejar.

Y quiero contarles que lo que más me hace sentido, además de mi familia hermosa y el amor profundo que siento por ellos, es el aporte que puedo hacer en el mundo de los animales, específicamente en las mascotas de compañía. Porque cuando pienso por qué lo hago, por qué me preocupo por ese perro en particular, no sólo es la ayuda que le prestas a él, si no el efecto expansivo que tiene tu acción en el mundo.

Honestamente creo que cuando ayudas a los animales, el efecto es completamente multiplicador. Y les pongo un ejemplo. Cuando ayudas a alguien que apenas tiene para comer con su perro, a mantenerlo sano, vacunarlo, esterilzarlo. Para esa persona esa ayuda es inconmesurable y le cambiaste la vida a ambos. Porque en su pobreza ese perro es quien la acompaña y la ayuda a superar sus malos momentos día a día.

O cuando ayudas a un grupo de perros que habitan en una plaza, les tratas la sarna, la tiña, las pulgas, los esterilizas para que no se sigan reproduciendo, inmediatamente ayudas a los niños que habían dejado de estar ahí por susto, por miedo al contagio, por la suciedad que se generaba y le cambiaste la vida a todos ellos y a sus familias que ahora pueden dejar que sus hijos estén tranquilos y disfruten de ese espacio público. Y así. Ayudar a los animales tiene el mayor efecto expansivo que te puedas imaginar.

Por eso cuando me dicen "no me gusta tu causa, porque no me gustan los animales" yo les contesto, "¿y te gustan las personas?" Porque no sabes cómo ayudas a todos quienes viven entorno a esta problemática.

Ese adulto mayor que sólo tiene su gato de compañía con una pensión que apenas le alcanza para vivir y tú lo ayudas, es como si le hubieras inyectado alegría y júbilo al corazón. No es una utopía, lo he visto y lo veo todos los días de mi vida. Y por eso hoy, con un año más de vida, habiendo soplado recién ayer mis velas, mis deseos se repiten, seguir ayudando a los animales para ayudar a las personas y para contribuir en algo a que este mundo sea un poco mejor.