Chicha y chancho

Por estos días patrios, donde las celebraciones son arduas y extensas, se me viene a la sesera la expresión aupada por un hermano de guarisnaquis para ejemplificar nuestra sublime identidad. Porque de chicha y chancho es el roto chileno, desde antaño la historia republicana y bohemia lo marca. Trabajadores, oficinistas, empleados públicos, rotos de mercados como también algunas chiquillas de labios fresas, enfiestados, borrachines, pillos e indeseables se dan cita para festejar nuestro espíritu patrio.

Las historias de ramadas y chinganas dan cuenta de nuestra idiosincrasia, donde parece a veces que se bebe más que lo que se merienda. Somos clientes fieles y democráticos. Nos gusta la parrilla, empanadas, perniles y arrollados, pero más nos gustan los jarrazos y cañazos, con regados terremotos y réplicas que parecen no dejar sacristán parado.

Algo queda de espíritu en las onderas, pero no menos enseñoreadas fondas, donde nos ponemos inspiradores, generosos, francos y bochincheros. Y como el chileno es de remolienda y segundas patas, que siga la cosa con comida, amigos, tamboreo y huifa, al son de la guitarra y caña en mano. ¡Viva Chile!

Camiones

A los vecinos de la Av. S. Allende nos preocupa lo que pasa en esta avenida. Nos ha dolido también el veredicto que sumió en la desesperanza a la contadora que quedó parapléjica, sin que nadie responda por el inmenso daño que se le provocó. Los camiones que superan los 3.500 ks. permitidos siguen bajando, nadie respeta la ley. Y lo más grave es que la doña de la municipalidad pidió la locura de permitir bajar a los camiones basureros, o sea, nada menos que una excepción a la ley. No estamos mal, estamos pésimos al contar con una alcaldesa que produce daños por ignorancia.

A. Casas Cordero

Notario

Un gran avance, menos burocracia, con la presentación del proyecto que termina con la obligación de realizar 17 trámites habituales para los chilenos ante la presencia del notario. Pero en honor a la verdad seamos sinceros, fueron contadas las veces, por no decir nunca, en que al realizar la legalización de algún documento u otro trámite en notaría, se hacía efectivamente ante la presencia del mismísimo notario. En hora buena el proyecto, solo resta cultivar y mejorar la fe pública...

Luis Enrique Soler Milla