Celebrando a la Patria y 50 años de amor
El asado en esta familia no sólo fue motivo por septiembre, sino que también por las bodas de oro de Luisa y Ricardo.
Empanadas, bebidas, anticuchos, pebre, carne, pollo. La mesa de la familia Mancilla-Vega estaba llena de comidas ricas, porque sobran los motivos para celebrar. Estas Fiestas Patrias tienen un tinte aún más especial para el matrimonio compuesto por Ricardo Mancilla Lazo y Luisa Vega Valenzuela, ya que festejan 50 años de unión por toda la vida.
Con el ambiente folclórico de fondo, la parrillada encendida y muchas risas y felicitaciones, las hijas, hermanos, los sobrinos, tíos, los nietos y el bisnieto -el conchito de la familia-se reunieron en torno a la mesa para compartir junto a esta pareja, en su casa de Villa Codelco.
Fue el viernes 14 de septiembre, hace medio siglo, cuando ambos se juraron amor eterno en el altar. Él con sólo 22 años, ella tuvo que pedir autorización a sus padres porque era menor de edad.
La señora Luisa dice que la clave para mantener viva la fogata del amor durante tanto tiempo y que hoy los tiene celebrando sus bodas de oro es la comprensión.
"Llevarse bien...la paciencia. Él es un poco mal genio nomás jaja, pero eso es lo de menos porque con él me he sacado la lotería. No fuma, no toma, es súper sano", comenta.
Don Ricardo añade que lo más importante es el respeto el uno por el otro. La clave está en "saber comprenderse el uno al otro, tolerarse, esa es la ley de la vida".
La historia comenzó hace medio siglo en calle Iquique, en donde se ubicaba la casa de Doña Luisa. Él todos los días pasaba por ahí, ida y vuelta. Ella, casi secretamente, de inmediatos se sintió atraída y siempre tenía la curiosidad de verlo pasar en bicicleta. "Hasta lo seguía porque yo también andaba en bicicleta. Me gustó que fuera alto y serio", recalca.
"Me seguía nomás, pero no me hablaba, jajaja", se apura a decir Ricardo. Tras eso, un día la rutina de todos los días cambió. Había que "romper el hielo" de alguna forma y Luisa logró conocer al hermano de su futuro esposo. Poco a poco fue tanteando el terreno, hasta que comenzaron a cruzar palabras y -como si fuese una película del Hollywood romántico- comenzó a florecer el amor. Lo que vino después es historia.
"Él siempre fue mi primer amor", añade Luisa.
Después de 50 años, una vida llena de unión y compañerismo, pero por sobre todo, entrega con la familia, la pareja logró formar a cuatro generaciones. Del vínculo tienen dos hijas, cuatro nietos, un bisnieto y hay otro que viene en camino.
Si bien son cinco décadas de unión, de altos y bajos, de aciertos y errores, hay algo que ha sido inquiebrantable en todo este tiempo: el amor y el respeto. Eso les ha permitido seguir juntos y acompañarse por toda la vida.
Haciendo una pausa al relato de la pareja que realizan en el living de su casa de calle Patria Nueva -como para que no queden dudas que son bien patriotas- reflexionan sobre los años que han pasado y lo que significa haber formado esta linda familia.
"Yo creo que he hecho bien mi tarea. He educado a mis dos hijas y las quiero mucho, las amo, porque han salido muy buenas hijas", apunta.
Mientras que Ricardo señala sentirse contento porque lo que más le importa es ver que la familia "está siempre unida".
Es la historia de esta pareja de la unión de una familia cien por ciento nacida y críada en Antofagasta, que se impusieron al paso del tiempo y que hoy pueden decir que pueden seguir pasando los años, 50 ó 60, lo importante es que seguirá viva esa llama del amor, tal como el primer día.
"Llevarse bien...la paciencia. Él es un poco mal genio nomás, pero es lo de menos porque con él me saque la lotería"
Luisa Vega Valenzuela"