"El caso de Cecilia Julio es el que más me ha tocado"
El especialista en anatomía patológica de Labocar, doctor Rodrigo Valdés, recuerda este trágico suceso como uno de los más importantes en los que ha trabajado.
Son varios los casos emblemáticos en los que ha trabajado el Labocar. Pero hay uno en especial que se quedó en la memoria del doctor Rodrigo Valdés, médico cirujano y especialista en anatomía patológica y medicina legal, quien ya suma más de una década trabajando en este brazo Carabineros.
Ese es el de Cecilia Julio Bolados, universitaria que en primera instancia desapareció. Semanas después su cuerpo apareció en un desolado lugar a un costado de la ruta B-400 (enlace entre la Ruta 1 y la 5 Norte). Posteriormente, las pruebas determinaron que ella fue víctima de secuestro con resultado con homicidio, cometido por Daniel Rojas Pool, que en 2012 fue condenado presidio perpetuo calificado, la pena más alta en Chile.
"Quizás es el caso que más me ha tocado desde el punto de vista personal, como profesional. Personal porque ese caso lo tomamos de un principio cuando ella estaba desaparecida y nos correspondía hablar con los familiares y de alguna manera nos transmitían la angustia que tenían", señala el especialista.
En esa época de finales de 2010, la noticia de la desaparición de la joven tras haber visitado a una compañera en un departamento en Avenida Angamos para estudiar, se esparció rápidamente por todo el país. Pronto comenzarían marchas y campañas en las redes sociales en busca de alguna pista que diera con el paradero de la muchacha.
"(Los familiares)" de alguna manera nos imponían la obligación profesional de hacerlo lo mejor posible. Por otro lado, era un caso difícil tanto policial como científicamente... sabíamos que el cuerpo iba a aparecer en algún momento y que teníamos que identificar las evidencias para tener que vincular al autor, además fue largo", añade.
Peritajes
Para eso el equipo se había preparado ante los posibles escenarios con los que se encontrarían, revisando también antecedentes de otras investigaciones y trabajando el grupo completo en las distintas áreas que involucró la labor científica y técnica de cada una de las partes.
El hecho de que Cecilia estudiara enfermería es otro de los aspectos que recuerda el doctor Valdés y que hacían el caso algo especial: "era de nuestra misma área... así que con todo eso fue un caso muy complicado y afortunadamente la investigación resultó bien".
Teniendo todo eso en cuenta, el especialista recalca una vez más que pese a toda esta presión y los ribetes que -de alguna manera- revertían este caso en algo especial, el trabajo se concentró de la misma rigurosidad que otros no tan complejos o al menos, no con el mismo nivel de connotación. Se da validez así a la instrucción que las pericias no tienen un tiempo de plazo definido; la investigación finaliza cuando los resultados de las pruebas son concluyentes y no ameritan discusión.
Desde el punto de vista pericial, Valdés señala que fue fundamental el trabajo en el levantamiento de los restos, donde lo que hicimos "fue trabajar tal cual como lo harían los países más desarrollados". Así, los peritajes se concentraron primero en encapsular el cuerpo para analizarlo en el laboratorio en condiciones óptimas, sin viento, y la clave estuvo en detectar el material genético del asesino, que estaba presente en las uñas de la muchacha.
"Esa era una técnica que en ese momento no se utilizaba mucho, no estaba muy difundido", señala el especialista y al mismo tiempo dice que desde ese tiempo se han perfeccionado técnicas a medida que la ciencia que avanza.
"Nos ha tocado ver sucesos bien impactantes, desde homicidios a parricidios, en los que se involucran niños y eso dista mucho de las pericias de análisis de billetes, lo que no quiere decir que no sean importantes, sino que hay una carga emocional mayor. Todo lo que tenga que ver con homicidios, violaciones, infanticidios... tenemos mucho que decir, hay muchas evidencias", agrega el capitán Robe Adel.
Esto último se basa en que pese a lo rígido que podría parecer para el público el trabajo científico en el sitio del crimen, detrás de la bata blanca y el uniforme institucional del especialista, son imborrables los sentimientos propios del ser humano,haciendo imposible no desarrollar una empatía con la víctima.
El 5 de julio del año pasado y en las cercanías del sector Quetena de Calama, fue encontrado el cuerpo -hasta ese momento- sin identificar. El cadáver se encontraba desmembrado en diferentes secciones del cuerpos. Las pericias del Labocar determinaron que la víctima fue identificada como Ángel Porcel Ortega de 24 años, un ciudadano boliviano. Esto permitió también determinar al imputado por el hecho.
Uno de los casos que más conmoción ha generado en Calama en el último tiempo es el de Freddy Orellana Pérez, quien el 26 de junio de 2016 fue encontrado muerto dentro de una cueva en el sector Ojo de Apache. El cuerpo estaba atados de manos y pies, mayoritariamente calcinado y con heridas de bala. Labocar efectuó los peritajes, determinando que la víctima fue brutalmente torturada. Roberto Luco fue el único imputado y en calidad de cómplice, sentenciado a seis años de presidio. Los otros dos autores se quitaron la vida antes de enfrentar a la justicia.
El 9 de agosto de 2017, Pedro Jeria Santana se detuvo en su vehículo en una luz roja de calle Balmaceda. Tras sostener una discusión con Miguel Ángel Cid Cifuentes, un limpiador de auto, por no propinarle dinero de manera voluntaria. La víctima recibió una letal herida con un trozo de madera en la zona occipital y debido a la gravedad de la lesión falleció en el lugar. El imputado fue declarado culpable de homicidio calificado.
Ocurrido el 4 de abril del año pasado, el cuerpo de la joven Lorena Carrasco Aguilera, fue encontrado al interior de la una clínica oftalmológica de calle Condell, quien falleció a causa de estrangulación . El único imputado es su ex pareja J.R.E. a quien se le acusa de femicidio. El juicio está programado para el 19 de noviembre.
El martes 17 de enero del año pasado, una violenta explosión se registró en un inmueble en la intersección de las calles Ongolmo con Avenida Iquique, donde funcionaba un restaurant y residencial. A consecuencia del hecho, falleció el trabajador Andrés Millal Morales y otras dos personas resultaron lesionadas.