El antofagastino que descifra los misterios de los "púlsares"
El joven doctor en astronomía se dedica a la investigación de este tipo de estrellas, las que literalmente "pulsan".
Cuando Cristóbal Espinoza egresó de cuarto medio del Liceo Experimental Artístico (LEA) de Antofagasta, se dedicó a estudiar física, pero hasta ese momento la astronomía no le interesaba.
El joven de 39 años era alumno de dicho establecimiento en donde siguió la especialidad del violín, compartiendo el aula con otra de las científicas locales con gran renombre a nivel nacional: la doctora Cristina Dorador.
Pero la física siempre fue la pasión de Cristóbal y luego de haberla estudiado en Santiago, surgió la posibilidad de un doctorado en astronomía en Manchester, Inglaterra. Desde entonces y motivado por la curiosidad, hizo del estudio del Cosmos su día a día.
Cristóbal se dedica a la investigación en la Universidad de Santiago de Chile (Usach) y recientemente estuvo de vuelta en su natal Antofagasta, como parte de un simposio nacional de física y también para compartir con escolares de Mejillones, en la actividad Mil Científicos, Mil Aulas, del Proyecto Asociativo Regional Explora (que funciona bajo el alero de la U. de Antofagasta).
Lo fascinante es el área en la que se desenvuelve el joven doctor Espinoza, la que se centra en investigar y descifrar el misterioso mundo de los "púlsares".
Para saber qué son los púlsares primero tenemos que entender que cuando las estrellas súper masivas (increíblemente más grandes que nuestro Sol) llegan al final de su vida, es decir cuando explotan, esa explosión recibe el nombre de supernova.
En lo que queda de ese núcleo que colapsó, puede darse el caso que los protones y electrones de los átomos se fusionen (por la gravedad) y formen lo que se conoce como "estrella de neutrones".
Finalmente, cuando estas estrellas de neutrones (que resultan mucho más pequeñas que el Sol, pero más pesadas o densas) giran a gran velocidad se les llama púlsares.
En cuanto a velocidad, se ha registrado púlsares que pueden efectuar más de 700 rotaciones en un segundo, lo que se encuentra dentro de lo más rápido.
Entonces como están girando, estas estrellas en sus polos tienen rayos de radiación que al ser vistas desde la Tierra, pareciera como si fuesen pulsaciones, es decir que pulsaran. De ahí el nombre.
"Mi pega consiste en tomar datos que se toman sobre los púlsares y para eso hay que conseguir observaciones o bien, ocupar los telescopios para obtener el tipo de datos que necesito para la investigación", comenta.
Dado su origen antofagastino y teniendo en cuenta que en esta región se configura como la capital de la astronomía mundial por tener los cielos más despejados del planeta, irónicamente, dice que "ningún telescopio en Chile me sirve, jajaja (ríe)".
"Los púlsares los observamos con radiotelescopios, antenas parecidas a las de ALMA. Entonces ocupo los datos de antenas de telescopios de Inglaterra, en donde hice mi doctorado, y sino, pido tiempo para utilizar el telescopio", señala.
Una de las curiosidades es que las observaciones no son necesarias realizarlas de manera presencial y físicamente en el mismo observatorio, dada la demanda de astrónomos que esperan utilizar los sofisticados equipos.
Cristóbal comenta que esta observaciones se logran operando el observatorio vía online y a través de los datos, realiza los análisis de estos cuerpos.
"Los púlsares son muy energéticos, con los campos magnéticos más intensos que se conocen, con una gravedad intensa, casi como un agujero negro", añade.
Hace años que Cristóbal tomó sus maletas y se radicó en Santiago, pero siempre está ligado con la Perla del Norte, por lo que regularmente está visitando a sus amigos en el norte. Y es que -al igual que los cuerpos celestes- la gravedad del pasaje desértico lo sigue atrayendo. En esta oportunidad para difundir los misterios de los púlsares.