El colmo: se robaron la manguera de la parroquia de N. Señora de Fátima
Hace poco habían comprado 40 metros para poder regar hasta la más alejada plantita de la iglesia, pero los delincuentes se metieron igual. Tuvieron que volver a las mangueras viejas y a mojar los arbustos más lejanos con un tarro.
El peñón y la cruz de la iglesia Nuestra Señora de Fátima es un ícono de la población La Favorecedora, en el sector sur de Antofagasta. Su mirador es un atractivo para esta parroquia -los vecinos suelen venir seguido a observar la vista hacia la ciudad-, pero también un problema: el enorme terreno impide controlar a los desconocidos que se meten al mirador a tomar alcohol (y dejar la basura tirada, más encima) o, incluso, a tener relaciones sexuales.
Ahora, hace unos días, ocurrió otro problema. El padre Carlos Castillo, párroco de Fátima, cuenta que se robaron la manguera nueva que habían comprado en la parroquia para mantener las áreas verdes.
Los desconocidos actuaron a plena luz del día, después de un funeral que se hizo durante la mañana. El problema fue que no le pusieron llave a la reja sino que dejaron junto. "Alguien lo vio medio abierto, entró y se llevó la manguera", dice.
Como el terreno es bien grande y hay arbolitos desde un extremo al otro, los 40 metros de manguera servían para llegar a todas partes, dejando atrás el tarro con agua al que había que ir para darle a la vegetación más lejana. Eso iba bien hasta que se robaron manguera, pistón y todo.
-Padre, ¿para qué querrían una manguera?
-Para venderla me imagino. ¡Si estaba nueva! Nos dejaron sin mangueras, hay unos trozos viejos que son los que seguimos usando...
A puro tarro
El padre Carlos muestra la llave donde estaba la manguera robada y -hoy- las mangueras viejas. Para ir al cerro otra vez hay que subir todos los escalones con el tarro lleno de agua. "La Estrella" estuvo ahí y observó que, rodeando el alto arbusto, había una caja de vino, una botella y mucho vidrio quebrado. "Nos dejaron un poco tristes, pero ya sabemos que es parte del asunto", reflexiona el padre.
La iglesia tiene una reja que tardó años en instalarse dada la gran extensión de terreno del lugar que tiene salidas por calle Quillota y calle Concepción. El padre dice que era necesario. "Hasta relaciones sexuales tenían arriba", cuenta el padre. Una vez, el mismo sorprendió a una pareja en plena, y el avergonzado sorprendido solo atinó a decir "Perdón mi cabo", y se fue.
Ahora en la parroquia tendrán que seguir subiendo con tarrito a mojar las plantas, proyectando comprar otra manguera y esperando que -ojalá- no se la vuelvan a robar.
64 años, cumple hoy la iglesia Nuestra Señora de Fátima.