La periodista sanantonina que trabaja por la integración de los migrantes
Victoria Guerra, conocida como Nasarat, plantea que la migración es parte de la historia de Chile y que, por lo mismo, se debe valorar el aporte que realizan los extranjeros en el país.
En el año 2000 la Asamblea General de Naciones Unidas declaró que cada 18 de diciembre se conmemoraría el Día Internacional del Migrante.
En Chile, según el último Censo, la cifra de extranjeros alcanza las 746.465 personas, lo que equivale al 4,35% de la población actual. Esta situación fue la antesala para establecer nuevas estrategias de regularización durante este año 2018. Y también ha motivado el trabajo de instituciones y profesionales que se la juegan por ayudar a la integración de los extranjeros en el país.
Uno de estos últimos es la periodista sanantonina Victoria Guerra Acevedo, que a través de sus experiencias laborales y académicas ha logrado especializarse en temáticas migratorias y refugio en Chile. Su mirada sobre la migración es bastante positiva y visionaria. Para ella, la llegada de extranjeros facilita el diálogo de inclusión e integración.
Bienvenido a chile
Nasarat, como conocen a Guerra en el ámbito internacional, es una apasionada por la política y la actualidad de Medio Oriente. Hoy es la directora y conductora de dos programas radiales, uno de ellos llamado "Al Forat", que en octubre pasado cumplió 10 años. El otro, "Bienvenido a Chile, bitácora del emigrante", comenzó hace un año. Además, la periodista es parte del equipo de profesionales del Programa Reasentamiento de Refugiados Sirios en Chile, que se inició en octubre de 2017.
-¿Qué es lo que la motiva a estar relacionada con temas de migración?
-Soy periodista y me gusta analizar e investigar lo que pasa más allá de un hecho que se convierte en titular. Me apasiona mi trabajo y trato de asimilar las experiencias en las que me he desempeñado.
Nasarat plantea que "la migración es parte de nuestra historia, pero quizás estos últimos años nos golpeó la puerta más fuerte, con colores y sonidos diferentes. Ahí está la riqueza del ser humano: ser distintos nos empuja a salir de nuestro metro cuadrado y traspasar barreras. Finalmente, somos todos iguales, con anhelos, miedos, esperanzas, días dulces y amargos.
La sanantonina cree que los procesos de movilidad poblacional son una oportunidad de mirar al otro como un espejo. "El extranjero, el migrante, no es una cifra; es un ser humano, que tiene un alma igual que todos nosotros. Y, claro, personalmente también hay una herencia familiar migratoria.
-¿Cómo ve el aumento de personas migrantes en Chile?
-Es un proceso que se ha convertido en una temática mundial y, por lo tanto, no estamos ajenos como país. Muchos se preguntarán qué ven las personas extranjeras en Chile; y es un punto importante de observar. Quizás ven lo que nosotros no vemos ni valoramos. Estábamos acostumbrados al extranjero turista, y no al que decide quedarse; ahí nos relacionamos con una gran tarea, que es materializar la estrategia de incluir a quienes desean sentirse parte de nosotros.
La periodista dice que "la mirada migratoria desde la vereda legal en nuestro país es de la década del 70, y es urgente que tengamos una nueva perspectiva más integrativa, inclusiva y participativa, dejando atrás una política basada sólo en la seguridad pública. Es necesario que se respeten a las personas migrantes como sujetos de derecho y no identificarlos como una amenaza".
-¿Le parecen efectivas las medidas que ha tomado el actual Gobierno en el tema migratorio?
-En parte sí. Creo que era necesario ordenar los registros para prevenir el desarrollo de prácticas irregulares que atentan con los derechos de los extranjeros. En tiempos de crisis el ser humano tiene la oportunidad de mostrar sus caras. Me refiero a la solidaria, a la empática, pero también a aquella que se aprovecha del dolor ajeno, como la comercialización de contratos falsos y abusos en cobros de arriendo. Eso pasa en Chile y la razón es porque hay quienes ven al migrante como una posibilidad de lucro, una mercancía y no como otra persona.
Para Victoria Guerra, la población migrante "no es una moneda de cambio, sino un grupo de seres humanos que tiene historias, que sienten, que luchan y, sobre todo, que aportan. Según la Declaración Internacional de los Derechos Humanos, toda persona tiene el derecho a movilizarse y, por ello, la comunidad internacional debe estar organizada, regulada y acorde a la contingencia cuando sea necesario".
-¿Y qué es lo que no la convence?
-La constante mirada de seguridad pública que se contradice con la participación de Chile en muchos tratados y convenciones internacionales. Es bueno tener protocolos de seguridad, pero que mantengan el foco en la valorización del sujeto. Y si existen planes nuevos de regulación, que sean parejos para todas las nacionalidades.
La reportera señala, por ejemplo, que el vuelo de retorno para los haitianos "fue doloroso. Es cierto que la decisión de subir a ese avión fue por propia voluntad, pero por qué no invertir esos insumos en programas de integración, en desarrollar un plan que inserte a estos migrantes y no los aleje de Chile. Aquellos haitianos que se fueron no pueden volver en nueve años a Chile, fue un viaje condicionado, y regresaron a su país de origen con la peor cara del Chile solidario.
-¿Cuáles son las ventajas de la migración?
-La migración se convierte en el desafío de construir una sociedad con sentido común. Los extranjeros son un gran aporte, son la oportunidad directa de conocer el mundo en la práctica. La gastronomía es una de las magníficas entradas que colaboran a una sociedad multicultural. Los extranjeros también pagan impuestos, utilizan los servicios públicos, invierten económicamente, se aumenta la mano de obra, ha crecido el índice de natalidad. Son muchos los aportes.
-¿Pero hay quienes reclaman porque hay extranjeros involucrados en delitos?
-Así es, tal como muchos chilenos están involucrados en delitos en países del extranjero. Esto es parte del proceso, es materia de las instituciones policiales involucradas en la constatación de antecedentes. La delincuencia no tiene una nacionalidad, son personas que comenten actos delictuales en cualquier territorio. No hay que estigmatizar una nacionalidad con la delincuencia.
-Usted forma parte del Programa Nacional de Refugio para Sirios, ¿cómo ha sido esa experiencia?
-Profesional y personalmente ha sido un orgullo. Es mi segunda experiencia en programas de reasentamiento. Ha sido un gran desafío, la primera fue con los palestinos que llegaron desde Iraq a Chile en 2008. Pasaron casi 10 años y me encuentro nuevamente participando de este nuevo programa que tiene como protagonistas a sirios que llegaron desde el Líbano, el año pasado a causa de la guerra. Mi rol específico es de intérprete, pero uno hace todo lo que sea necesario para desarrollar este importante programa, que es un compromiso de Estado y ejecutado por la Vicaría Pastoral Social Caritas, institución en la cual me desempeño.
-¿Cuál es su mensaje en este Día Internacional del Migrante?
-Les dejo esta inquietud: si mañana te encuentras en un país lejano, con diferentes idioma y costumbres, ¿qué esperarías de tu nuevo entorno? Creo que lo mínimo es una sonrisa.