Matías Valenzuela
La noche del miércoles va a ser de seguro una de esas presentaciones que se graban en la más alta división de las presentaciones humorísticas del Festival de Viña del Mar, junto con la de Coco Legrand del 2000 y la de Stefan Kramer del 2008. El argentino domó al "Monstruo" con un estilo original, una excelente puesta en escena y un libreto que nos llegó a todos.
El comediante fue osado; partió hablando de los extranjeros en Chile, un tema controversial que le podría haber salido mal, pero la gente lo esperó y esa paciencia fue muy bien recompensada. Y partió con un desbocado "Buenas noches, Viña", derribando los miedos de una posible disfonía que se asomó en la conferencia de prensa.
"Soy chileno, boludo. Aunque para ustedes siempre voy a ser un argentino cul...", lanzó el comediante. A continuación preguntó: "Me imagino que están felices que esté lleno de extranjeros, ¿qué prefieren, los argentinos o los negros?".
Con la confianza de la gente en el bolsillo, Alis se soltó para reírse de nuestra idiosincracia. Nos enrrostró que un argentino nos conoce mejor que nosotros mismos.
Durante la primera parte de su rutina, se paseó como quiso por los prejuicios de los chilenos hacia los extranjeros, la corrupción (en un momento dijo 'todos roban, y por aquí también) y la figura del "facho pobre", a través de la hilarante personificación de un taxista.
"Mamá, ¿para qué quieres que venga un chileno, si atienden como el culo esos hueones?", "Si seguimos así, la presidenta va a ser la Paty Maldonado loco", dijo en ese apartado.
En la parte media del guión, habló sobre la crianza, y su compleja relación sus hijos chilenos. "Parece que no fueran mis hijos", ironizó.
Tocando un tema común, como el de la crianza y la familia, logró grandes momentos, y risotadas colosales en la galería.
"Los papás antes tenían cuatro hijos, y ahora los hijos tienen cuatro papás", fueron algunos de los remates.
Siguiendo con el tópico de la familia, Alis se desvió para hablar de los problemas del chileno común, aquel que trabaja todo el día y está afligido por las deudas. Durante buena parte de su presentación, usó apoyos teatrales para tocar temas serios que sacaron aplausos sinceros.
Cuando se rió de lo deficiente del metro, sin querer, rompió la cuarta pared (el metro de Valparaíso tuvo una falla grande durante la tarde del miércoles).
Los últimos 20 minutos de la presentación central fueron los mejores. Público, carabineros, periodistas, camarógrafos y guardias se rieron por igual con el tramo en que habló sobre los molestos grupos de Whatsapp. Todos los "Que se mejore" producían más risa que el anterior, dando muestras de que tenía al "Monstruo" acalambrado de tanto reírse con el relato, los chistes de entremedio y, sobre todo, los remates.
En el peak del show, Alís agarró tanto vuelo que perdió consciencia del tiempo y no alcanzó a despedirse. Lo interrumpieron los animadores, para entregarle las gaviotas, y luego empezó el bis, donde el comediante pudo terminar su rutina y se superó a sí mismo con una desopilante historia sobre el "mandala", que quedará en los anales de la historia (mejor vea la repetición, para entender el juego de palabras...).
Alis se coronó con una presentación histórica, con 50 puntos de rating y aplaudida de principio a fin.