Ignacio Araya
Pedro Lorca no recuerda bien la fecha -calcula que fue a finales de los noventa y principios de los 2000-, pero sí tiene en la mente muy fresco lo que pasó en Antonio Rendic esquina Pisagua, en el sector centro norte de Antofagasta. "Un día atropellaron a cinco personas juntas. Tres niñitos, la señora y la suegra", cuenta el vecino, que tiene un puesto en esa esquina.
Los accidentes en esa esquina son frecuentes. Y ahora otra vez, en menos de una semana, ocurrieron dos en ese lugar. El sábado pasado y el jueves. Los dos, por lo mismo: un automóvil que quería doblar hacia Pisagua y otro impactándolo a toda velocidad desde norte a sur por avenida Rendic.
"Han habido muchos choques. Desde que estoy yo aquí han ocurrido unos veinte más o menos", dice Lorca. El hombre cuenta que de noche la avenida se transforma en una pista de carreras. Estando en el lugar la teoría parece fácil de comprobar, porque el trecho entre cuadra y cuadra es bien largo y si el semáforo que está en Peñuelas da verde, cualquier mal imitador de Schumacher podría venir volando. "Pasan soplados. Yo creo que sobre 80 kilómetros por hora", cuenta Pedro Lorca.
Choques y choques
Al frente, Luis Tapia, arrendatario de una tienda de manicure, le pregunta a su pareja si se acuerda de la vez en que chocó un auto ahí mismo. Esa vez el conductor venía borracho, cuenta. "El temor siempre está", menciona Tapia sobre esa esquina, "pero por lo menos estamos un poquito más en alto".
A juicio del vecino, aquí es un problema más de imprudencia que de señalética. En el bandejón central hay un letrero nuevo, que dice "No virar izquierda". "Recién pusieron esa señalética ahí, porque no estaban. Tanto los vehículos que doblan hacia acá como hacia allá, dejan la escoba", piensa.
Pedro Lorca dice que el mismo letrero tendría que haberse puesto al frente del bandejón central, porque Pisagua es una calle bidireccional. "Aquí doblan camiones con acoplado, buses, de todo. (…) Hay un tremendo camión que dobla y hace tira la vereda", asegura. Al frente, en el piso, aún está el vidrio molido del último accidente. Un poco más allá, trozos de plástico que fueron parte de un auto.
Otro de los problemas ahí es el ruido, opina Luis Tapia. "Se hace insoportable. Tuvimos que poner una mampara por el ruido", cuenta. En las horas peak, los bocinazos no se detienen. Los frenazos, igual. Juan Rojas, vecino de calle Pisagua, escucha los choques de los autos. "Andan muy acelerados. Los choferes tienen la culpa. Si andan rápido, no hay precaución", asegura el hombre, quien cree que no solo es un problema de infraestructura. "Les falta conciencia a los choferes también", opina don Juan.
HASTA EL SEMÁFORO FUE ARRASADO
El jueves, el impacto derribó un semáforo y obligó a movilizar una unidad de la sexta compañía de bomberos, debido a que se produjo derrame de combustible en la vía pública. El 2 de marzo, asistieron a Pisagua con Rendic las compañías Octava y Bomba Prat (Cuarta).
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