Cartas
Instituciones
Estimado director:
Nadie podría decir que en Chile las instituciones no están funcionando como deberían hacerlo y como todos esperamos que sea. Ver a obispos de iglesias, fiscales de justicia, altos miembros de Carabineros y del Ejército siendo investigados y declarando para responder por sus acciones y/u omisiones en el desarrollo de sus propias labores, es una cosa...
Pero otra cosa, la más importante, es que todo este gran despliegue de personas, medios económicos y tiempos empleados arribe a un muy buen puerto. Dicho en otras palabras, que por una vez se lleguen a determinar culpabilidades directas e indirectas, sin ocupar "vacíos legales", de las personas involucradas, con las dictación de las respectivas condenas de privación de libertad que deberán cumplir, multas a pagar y restricciones que les serán impuestas para asumir futuras obligaciones, etc.
Solamente en ese caso, con los temas judiciales realmente resueltos, con plena identificación de culpables e inocentes, todo tendría un sentido, de lo contrario, es decir tener "Una partida de caballo inglés con una penosa llegada de un pobre burro", confirmaría lamentablemente lo que siempre ha ocurrido: que generalmente en todos los casos en que los investigados e imputados no son personas NN, una de dos, nunca se sabe en qué terminan sus juicios o las penas que le son impuestas son irrisorias, absolutamente dispares de los delitos que cometieron, como por ejemplo clases de ética y otras similares.
Es verdad, las instituciones están funcionando, pero...
Luis Enrique Soler Milla
Diputados
Señor director:
Permítame opinar sobre estos señores diputados que en segundos aprueban aumentarse $500 mil a sus arcas. Dicen que es para gastos operacionales. Estos sinvergüenzas, llámense senadores o diputados, son unos aprovechadores del Estado y del pueblo ¿Hasta cuándo seguirán gozando de tantas franquicias? ¿Quién los frena? Estos honorables también son funcionarios público, y todos los años cuando la Anef pelea por un reajuste digno para sus trabajadores, ellos ni se mueven de su escritorio. No apoyan a los funcionarios, pero se soban las manitos porque también reciben el beneficio. Y cuando hay que aprobar el sueldo mínimo se hacen los cuchos y lo tramitan semanas para dar una migaja.
Waldo Campusano Álvarez