Ignacio Araya
No es novedad que la Mano del Desierto, aquella colosal obra esculpida por el artista Mario Irarrázabal en 1992, aparezca cada cierto tiempo rayada por desconocidos. No falta quien engancha algún plumón o elemento puntiaguido para escribir su nombre y dejar constancia de su paso por ahí, dañando la escultura que saluda y despide a los viajeros por Antofagasta.
Ahora, los desconocidos realizaron otro tipo de intervención. Sin ningún tipo de permiso o autorización, pintaron de color café la mitad de la mano, por detrás y por delante, dejándola bicolor. "No lo realizamos, no sabemos quien fue y tampoco podemos especular sobre quién fue, no tenemos idea de quién puede haber sido", cuenta la directora ejecutiva de la Corporación Pro Antofagasta (PROA), Pamela Ramírez.
Los rayados por encima del nuevo color café datan desde finales de marzo, y el artista Mario Irarrázabal ya tiene conciencia de lo que pasó en el desierto con su obra. Por lo mismo, PROA está coordinando -con la ayuda de la empresa privada- la homologación del color de la mano, para que quede parejita y tal como la crearon hace 27 años.
Por cierto, la intención también es desconocida. ¿Tal vez una fotografía tratando de emular los cerros de fondo? Visualmente por un lado esa conjetura podría tener sentido, pero por detrás de la mano, parece imposible.
De acuerdo a Ramírez, el escultor no le puso mayor drama a este extraño baño de pintura que hicieron los desconocidos en su mano ubicada a 71 kilómetros de Antofagasta. "La obra del artista es para la interpretación de la comunidad. Ojalá no la rayen, pero él no se complica mayormente respecto a la intervención de la mano", comenta.
Si, pero...
Viéndolo por el lado positivo, la obra cada vez se raya menos. Antes, la gente que venía a hacerle daño llegaba a trepar hasta la segunda falange para ponerle nombres o fechas que nadie les pidió. "Después la única forma de subirse era arriba de un camión porque la escalera no daba, tuvimos que usar una pertiga de unos tres metros más para alcanzar".
El objetivo de PROA es que para el próximo verano la mano esté impecable para los turistas, dado lo atractivo de la figura para fotografías. Justo durante la visita de "La Estrella", un grupo de mujeres que realiza pole dance hacía equilibrios en barra con la Mano del Desierto como telón de fondo.
Lo otro es el tema de la basura. El tarro donde se deposita estaba lleno este fin de semana y en los alrededores, los envases de vidrio quebrados (sobre todo de cerveza y vino) daban una lamentable vista. PROA también realizará una visita con voluntarios para ayudar a limpiar el monumento, en noviembre próximo.
11 metros de altura tiene la Mano del Desierto, obra creada en 1992 por Mario Irarrázabal.
