Etíope corre por toda América y sólo por la paz
Mulget Amaru estuvo ayer en Antofagasta, sumando más de cinco mil kilómetros que ha recorrido a pie. Alaska es su meta.
Ricardo Muñoz Espinoza
Si se trazara una línea recta, son aproximadamente 12 mil 348 kilómetros los que separan a Chile de Etiopía. Y desde allá, de ese país ubicado en el este de África llegó él con un mensaje de paz, lo que busca hacer a través del deporte.
Mulget Amaru, un joven de 35 años, cuando cuenta su historia se deja maravillar al ver por primera vez el atardecer en el mar antofagastino, mientras respira la brisa oceánica en el Terminal Pesquero.
Amaru es oriundo de Adís Abeba, la capital de Etiopía y dice que lo primero que le llama lo atención es lo diferente que es ese país con Chile, el cual visita por primera vez. En casi nada de español y en un perfecto inglés, comenta que aquí las calles son más limpias y que "la gente es feliz haciendo cosas que quieren hacer, como por ejemplo leer un libro". Algo que según él es muy distinto a la cultura etíope, donde existe un clima de tensión política.
Esta es la primera vez que Amaru está en Chile y la razón es muy especial: él es el protagonista de una gran travesía, que lo ha llevado a recorrer a pie toda América, mezclando la caminata, el trote y el "running". Todo ello para llevar un mensaje de paz, de fraternidad, la no violencia y la superación de la pobreza.
Hasta ayer el joven etíope sumaba alrededor de cinco mil kilómetros recorridos, ingresando en febrero pasado por la Patagonia Argentina, luego Punta Arenas, las ciudades del sur de Chile, Concepción, Santiago, Atacama y desde el fin de semana en nuestra región. Hoy emprenderá el rumbo hacia Tocopilla y de ahí por la ruta 1 hasta la Región de Tarapacá.
El proyecto contempla dos años y seis meses de travesía, cuya meta final es Alaska y quedando aún más de 35 mil kilómetros, pasando por Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras, Nicaragua, Guatemala, México, Estados Unidos y Canadá, es decir 14 naciones.
Todo por la paz
Son mínimos 45 kilómetros los que recorre el joven al día y estos los puede extender a 60. Cuando está en la carretera y cae la noche acampa en una carpa que mantiene en un carrito que lleva cada zona que visita. Ahí mismo guarda las provisiones para soportar la extenuante ruta, ya sea agua o comida.
Añade que si bien se acabó su dinero en Argentina, "en Chile he encontrado muy buena gente", los que le han ayudado para comer y dormir.
"Me he quedado en casa de la gente que me ha ayudado, a quienes les pido a veces un lugar para dormir y poder bañarme", añade entre risas.
Algo que le ha sorprendido de Antofagasta, pero más específicamente del Desierto de Atacama, son las condiciones extremas. El joven explica que el calor de la zona no se compara con la de su país en África, porque "es mucho peor" y pese a que "tuve algo de suerte que justo estoy acá en invierno. Realmente, es algo muy desafiante. Pero amo eso porque no es fácil y si lo fuera, no se disfrutaría tanto esta travesía. Cuando tú pasas por situaciones muy difíciles y miras atrás, tú puedes decir 'oh, lo hice. Terminé por fin' y es más emocionante".
"Mi meta es terminar la ruta en mil días o dos años y medio, pero como me muevo rápido es posible que tal vez termine en menos de mil días. Aunque lo tomaré con calma, tranquilo, conociendo amigos en el camino".
Mientras conversa y el viento del mar acaricia su cara, mientras el Sol poco a poco comienza su ocaso, Mulget se maravilla debido a que a pocos metros puede detenerse a observar los típicos lobos marinos del Terminal Pesquero. Al mismo tiempo señala que es "increíble" tener la oportunidad de presenciar a su derecha los cerros del desierto y a la izquierda el Océano Pacífico.
Es ahí cuando reflexiona sobre su mensaje de paz. Según él todo se le ocurrió cuando al observar noticieros en televisión, se percató de noticias negativas y quiso hacer algo por los demás.
"Vi conflictos, guerras, asesinatos y me pregunté ¿qué puedo hacer yo por la paz? Yo podría correr por la paz. La gente hace éxodos, como por ejemplo, en África. Pero yo deseo que ya no existan esos éxodos, por eso corro, por la paz, para que no maten más animales, para honrar a nuestras madres porque cuando hay conflictos ellas son las primeras que lloran por sus hijos".
"Hay gente que no me entiende, que te llaman loco pero de buena manera. Pero me encanta cuando la gente sí te entiende y ellos mismos piensan '¿qué puedo hacer yo para contribuir a la paz? Hay quienes dicen eso: 'yo también tengo que hacer algo'".
14 Países contempla la travesía del joven etíope: Desde Argentina hasta Canadá. En total, son cerca de 40 mil kilómetros de ruta, en dos años y medio.
+569 37202537es el WhatsAPP que está usando Mulget, en el cual se le puede entregar apoyo, al igual que su cuenta de Intagram @Mulget_Amaru.
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