Cartas
Paro de profesores
Señor director:
Ante la ciudadanía, no es bien visto los conflictos que se alargan hasta el infinito. ¿No son suficiente 6 semanas?
Los petitorios también pueden ser objeto de respuesta sin la necesidad de presiones y por tanto tiempo, ya que condiciona en este caso, y lamentablemente, la vida de familias y la educación de nuestros niños.
Semanas en que niños vulnerables no reciben clases e incluso alimentación, cuando se trata de la única posibilidad de acceder a ello. No me gusta que nuestros niños sean usados una y otra vez como medio de presión.
Esperemos que los profesores se hagan cargo y se responsabilicen de sus acciones, y se retracten por la educación de todos los niños del país, sobre todo considerando que ya se les ha dado respuesta a su petitorio, y cuando ya el paro se ha transformado en una lucha de poder más que de mejoras reales que quizás perseguían en un inicio.
Juan Pablo Arellano
Crecimiento
Señor director:
Antes las cifras de crecimiento económico y las expectativas futuras me parece que ha habido demasiado espacio para alarmismos poco justificados.
Existen certezas y confianzas en Chile que han promovido y seguirán promoviendo la inversión, especialmente con una serie de iniciativas que se están desarrollando respecto a simplificar la excesiva regulación existente, la oficina GPS que contribuye a agilizar procesos de proyectos de inversión, el proyecto que moderniza el SEIA, la tramitación de la reforma tributaria y la modernización laboral.
Todas medidas que, de alguna manera, contribuyen a que Chile creciera al 4% en 2018 y que en promedio al 2019 lo haga en un 3.4%, igual o superior a la del mundo.
Después de poco más de un año de la nueva administración pareciera razonable sostener que el objetivo de crecimiento y de retomar la senda del desarrollo se acerca a la realidad.
¿Falta? Sí, pero creo que no hay nada de que temer, y es preferible que los expertos y opinantes contribuyan a que el clima de confianza y certeza para la inversión lo siga siendo
Tomás Orellana B.