Diariamente, el Museo de Antofagasta expone una colección permanente de 700 piezas que muestran a los visitantes la historia de los habitantes del desierto. Lo que no ve el público es el depósito donde se guardan las colecciones patrimoniales que no están en exhibición, que totalizan más de 9 mil piezas y que está en el edificio de la exGobernación Marítima, ubicada a apenas treinta metros del mar.
La cercanía con la costa del depósito patrimonial, sumado a que se encuentra en una zona en riesgo de inundación por tsunami, hizo que en 2014 las autoridades anunciaran su traslado a un sitio seguro. Sin embargo, a la fecha dicho cambio no se ha realizado. Según el director del Museo, Gonzalo Aravena, se han hecho gestiones para deshabilitar el actual edificio administrativo, lo que no se ha concretado.
"La problemática de la falta de espacios para el resguardo de las colecciones patrimoniales y, por otra parte, de la ubicación de los actuales depósitos en zonas de riesgo, es de carácter nacional. Por esta razón hace años se viene trabajando en proyectos destinados a generar depósitos regionales que permitan resguardar el cada vez mayor volumen de colecciones de manera adecuada y en zonas seguras", explica, señalando que las colecciones que han llegado por estudios de impacto ambiental, las que no se consideran como parte de la colección del museo, han engrosado los metros cúbicos de depósito.
Conservación
El objetivo de la institución -explica Aravena- es que en el corto plazo el personal se traslade a otra dependencia, y luego se buscará un proyecto de conservación para el actual edificio. Las colecciones más frágiles también irán a este espacio y otras a centros de apoyo especializados a nivel central.
En agosto pasado, el museo logró trasladar restos bioantropológicos de interés regional al Centro Nacional de Conservación y Restauración en Santiago. El trabajo, realizado en conjunto con la PDI, busca mitigar un posible impacto en las piezas históricas. "Restos líticos, cerámicos y otros artefactos culturales han sido reembalados buscando una mejor conservación", dice el director del museo.
El edificio que alberga la colección, construido en 1910, también está afectado por la exposición lumínica, contaminación acústica (está rodeado por las dos pistas de la costanera antofagastina) y la humedad. "Dentro de nuestras posibilidades el trabajo se ha realizado de la mejor forma posible, no obstante, es frágil cuando las condiciones estructurales y ambientales no son las mejores".
Ignacio Araya
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