El triunfo personal de Juan Pedro tras bajar 52 kilos
Hace un año el locutor radial inició su lucha contra la obesidad. El cambio fue radical no sólo en apariencia sino que también en hábitos, sin operarse y sin gastar dinero.
Las imágenes hablan por sí mismas. El cambio físico de Juan Pedro Hidalgo fue radical, y de entrada señala que todo lo hizo "sin gastar ni un peso", sólo con el poder de la motivación personal y las ganas de superar las metas de una forma concreta.
Juan Pedro es conocido en el mundo del dial antofagastino, ya que desde los 14 años que se dedica a la locución. Hoy, a sus 33, es el encargado de relatar los partidos de Deportes Antofagasta en FM Siete y su historia es inspiradora: hace algunos días se viralizó una foto suya en Twitter mostrando cómo pasó de pesar 148 kilos y medio a los 96 actuales, en sólo un año exacto.
Cuando Juan Pedro no está en el micrófono relatando el deporte, trabaja de noche como guardia y fue en uno de los turnos cuando recibió el primer aviso de su cuerpo para cambiar el estilo de vida de manera urgente.
"Estaba trabajando cuando me di un cabezazo típico de noche y me empezó a faltar el aire, me dio como muy fuerte. Al final llamamos a la ambulancia tipo tres y media de la mañana. Quien me atendió me dijo: 'le tomé la glicemia, la presión, el examen primario de infarto, y usted no tiene nada. Lo que tiene que hacer es bajar de peso'. Ahí dije que tenía que bajar", cuenta.
Anteriormente a ese episodio que marcó un antes y un después, poco a poco Juan Pedro fue cayendo víctima de la obesidad. La falta de actividad física y la pésima alimentación fueron las causas: perfectamente se podría comer 10 panes en un sólo día, bebidas gaseosas o comida chatarra, especialmente sus favoritas: las papas fritas.
"Nosotros somos cinco en la casa con mi hijo mayor y cocinábamos para 15 personas... Más encima a la vuelta de mi trabajo había una picada, así que pasaba eso de ir a comprar algo en la noche..."
Claramente con un peso así, los comentarios no se hicieron esperar. Algunos en tonos de burla, otros con más preocupación, pero el caso es que escucharlos una y otra vez ya lo tenían aburrido.
"En ese momento era ' no te importa, no te involucres'. Pero pasa que hay gente que no sabe cómo decirte las cosas. Siempre te decían que estai' guatón, que tenís que cuidarte...yo encontraba que todo era muy mala onda..."
Tras el episodio de la ambulancia el cambio de switch comenzó de inmediato. Antes de acudir a la ayuda de los profesionales en el Cesfam Juan Pablo II (tratamiento que ha realizado mediante una psicóloga, nutricionista y médico, sin costo), el locutor se propuso bajar las cantidades de comida y mejorar los hábitos. Si antes no tomaba casi nada de agua, ahora está en los tres litros diarios, siempre sin gas. La cantidad de pan la redujo a tres al día y el resto de comidas, todas en menores porciones.
"Si antes comprábamos 10 paquetes de fideos, en la casa hay dos ahora. Un kilo de arroz que antes me duraba dos días, ahora son dos semanas porque cocino lo justo y necesario. En la casa todos iguales, hasta se eliminó la bebida".
El resto fue optar por otra dieta basada en ensaladas, atún o el pavo. Pero estuvo lejos de ser fácil, ya que la tentación de comer alimentos altos en calorías siempre está presente.
"Los primeros cuatro meses fueron de thriller, estaba sin ánimos, enojado, pero con el tiempo el cuerpo comienza a acostumbrarse. Pero una de las claves fue haber trabajado con la psicóloga, para bajar de peso", dice y añade que no se ha privado de alguna comida, sino que lo importante es reducir considerablemente la cantidad.
Claramente, todo este proceso debe estar acompañado con ejercicios. Juan Pedro pasó del sedentarismo a la zumba, primero tres veces a la semana. Después fue el trabajo en cardio, frecuencia que se ha mantenido hasta hoy de lunes a viernes en las mañanas, trabajo que coordinó con el Cesfam. "Lo que hago es que no me gane la mente, evitando las excusas de no poder ir. Yo digo siempre, 'voy, voy, voy'".
Juan Pedro reconoce todo el apoyo en este desafío de bajar 52 kilos a su familia, a sus hijos (quienes lo ven como ejemplo) y a su mujer María Cristina Alfaro por impulsarlo a continuar.
La meta ahora que tiene él es seguir para llegar a los 80 kilos y luego a 70, que es el peso ideal. "Ahora que todos te digan 'te felicito', te levanta el ánimo. Sí, se puede, no importa el qué dirán. La felicidad parte por uno".