Ricardo Muñoz Espinoza
Debido a la situación que ocasionó el estado de excepción de emergencia y por consiguiente la orden de toque de queda y de suspensión de clases, algunos reconocen que han aprovechado esas instancias para pasar más tiempo entre familia. Es la cara B del conflicto, la de quienes buscan las maneras abstraerse por un momento del tenso ambiente que se vive en el país para compartir las horas con los seres queridos.
Algunos han optado por ir a las playas varias horas antes del toque de queda. Otros prefieren los parques de Antofagasta para tratar de retomar algo de la rutina. Es el caso de Miguel Fuentes, quien trabaja por turnos 14x14 y el problema estalló cuando se encontraba de descanso.
"Justo los niños no han tenido clases y hemos aprovechado de estar con ellos. De todas maneras hemos tenido más tiempo con las familias. Yo estudio en las tardes y por el toque de queda he estado a full con mis niños. Igual, yo estoy a favor de todo lo que se está peleando", dice Miguel, mientras se encontraba con su hija en los juegos de la Avenida Brasil.
El joven trabajador comenta que si bien como familia han reflexionado y conversado de la situación, por el momento han dejado ajenos del tema a los niños: "Con su inocencia no ven más allá, sino que ellos están felices porque nos ven a todos juntos".
María José Hidalgo, en tanto, señala que le han comentado a su pequeño hijo Joaquín de seis años, quien se ha dado cuenta del clima tenso y le ha preguntado.
"Por mi parte, le he dicho que estamos en crisis y me pregunta mucho por los militares que están en la calle, que si es que son malos, entre comillas, y le tratamos de explicar siempre con positivismo para que desde ahora él entienda que esto no es una guerra y que se está luchando por lo justo. Hay que tratar de explicarle que esto se va a solucionar", afirma.
También añade que estos días también han tenido más horas en familia: " el papá de mi hijo llega más temprano por el toque de queda, entonces hemos tenido más tiempo familiar y para protestar juntos".
Mientras que Irma Olivares, quien tiene al cuidado también a un pequeño de seis años, señala que "estamos en el departamento y de repente él ha mirado desde arriba, por lo que le da susto. Pero le comento que es una manera de avanzar para que el país se mejore".
Diferente es el caso de María José Villar, cuya esposo es Carabinero: "estábamos de vacaciones en Talca y tuvimos que venirnos de manera urgente. Anoche (el jueves) llegó a las cuatro de la mañana a la casa y se fue a las siete, entonces lo hemos visto casi nada".
María José tiene una hija de cuatro años y ayer también aprovecharon de jugar en el Parque Brasil un momento. Comenta que pese a la edad de la pequeña, ella se ha dado cuenta de que algo sucede en las calles y que no pueden salir normalmente.
"Es el tema de conversación de todos los hogares. Ella sabe que en la noche no podemos salir y dice que 'hay gente mala, que destruye las cosas'. En Talca por ejemplo, quemaron un McDonalds muy bonito, con juegos y ella estaba súper triste. Nosotros le hemos explicado que la gente está descontenta, dentro de lo que ella puede entender, agrega.