Ignacio Araya
Mientras se prepara el padrón electoral para el plebiscito de abril, queda la incógnita saber cuánta gente irá a votar para decidir si quiere o no una nueva Constitución, tomando en cuenta que desde 2012 el voto es voluntario y la inscripción automática.
Y, mirando las estadísticas de participación de nuestra región -haciendo una comparativa entre padrón y votación en las elecciones presidenciales, las más trascendentes-, hay una tendencia a la baja de las personas que van a las urnas. Por ejemplo, en las presidenciales de 1989 (en la que ganó Patricio Aylwin) casi el 90% de las personas inscritas fue a votar. De ahí el porcentaje se fue en picada y más aún con la aparición del voto voluntario, en que el padrón creció. La participación más baja fue para la segunda vuelta de la elección de 2013, donde salió elegida Michelle Bachelet: menos de un tercio de los habilitados fue a votar.
¿Irá a aumentar esta cifra, tomando en cuenta lo trascendente que es el plebiscito constitucional? Roberto Méndez, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, cree que sí. "Incluso hay muchos que pensamos que ésta debería ser obligatoria, porque creo que es tan importante para el futuro de Chile, que debiera haber una norma transitoria que hiciera que esto sea obligatorio", dice.
Para Méndez, lo peor que le podría pasar al país es que haya poca participación. Si hay menos de la mitad de los habilitados votando, sería un fracaso y parte de la población podría tomarlo como un resultado no legítimo, piensa. "Yo creo que dos tercios del padrón debiera ser la meta mínima, porque si 2/3 se pronuncian, eso sería una fuerza", señala.
Trascendencia
Mauricio Morales, cientista político de la Universidad de Talca, cuenta que entre el 89 y el 93 la gente probablemente salía en masa a votar "porque sentía que había algo en juego, y lo que estaba en juego era el régimen democrático", explica, pero a medida que se fue consolidando la democracia, la participación bajó. Ahora, con el contexto sociopolítico, la participación debiese ir arriba del 50%. Esto, porque la Constitución definirá las reglas del juego de aquí en adelante y quizá por los próximos cuarenta o cincuenta años.
"Si los electores entienden que esta decisión es crítica para el régimen político chileno y que además puede ser una Constitución que nivele la cancha para todos los ciudadanos, entonces lo que debiésemos esperar es una alta participación electoral para esos comicios", dice Morales.
El diputado Pepe Auth coincide con la idea del voto obligatorio. "Quiero creer que la recuperación masiva del interés ciudadano en los asuntos públicos redunde en la participación mayoritaria en el plebiscito que abrirá paso a una nueva Constitución. Dependerá de la medida en que la gente perciba que ese cambio repercutirá más tarde en asuntos de relevancia concreta para la vida de chilenos y chilenas".
VOTACIÓN REGIONAL EN LAS PRESIDENCIALES