Cartas
Asesores
Estimado director:
Gran preocupación y apoyo mostró la mayoría de los parlamentarios para que no se vean afectados sus asesores, porque ellos son los que los apuntalen en sus obligaciones en el Congreso haciendo las leyes, preparando los informes, los discursos, fiscalizando al Ejecutivo y tantas otras labores propias de cada parlamentario.
Descontando sus entendibles preocupaciones porque habrían muchos asesores que perderían sus trabajos, también por no seguir contando con sus apuntalamientos en un sinfín de materias propias de sus labores, tal vez llegó el momento de tomar la decisión de aumentar los requisitos de los postulantes al Congreso. Hoy solo se necesita ser chileno (a), tener 4° Medio y literalmente respirar. Si esto cambia, una vez elegidos como parlamentarios, serán menos dependientes de los asesores, tendrán más autonomía en sus labores legislativas, y sus electores estarán plenamente convencidos que son ellos en vivo y en directo los que legislan y no sus respectivos asesores. Esto se traduciría en parlamentarios más empoderados en sus puestos, más seguros y demostradamente conocedores de sus materias, algo que definitivamente hoy no se comprueba, cuando por ejemplo se tienen parlamentarios que promueven el día del completo o de la brisca en vez de proyectos para solucionar temas de la señora Juanita, o cuando claramente se ve que sus discursos son hechos por otras personas (asesores), se nota cuando los leen y se muestran muy ajenos a sus contenidos, en la forma y en el fondo.
Entonces surge la gran pregunta...
¿Quién o quiénes legislan, fiscalizan y representan en el Congreso, los asesores o los parlamentarios?
Es tan así que a lo mejor se debería exigir, si se mantienen los básicos requisitos vigentes detallados más arriba, que cada postulante al Congreso detallara la lista de asesores que lo van a apuntalar en sus labores legislativas, para que el elector decida su respectivo voto más informado.
Urge un sistema de selección de candidatos al Congreso más exigente, acorde a los tiempos que se viven. Una cosa es la popularidad y arrastre que tenga una persona, pero otra muy diferente es que tenga "los dedos para el piano" para ejercer su cargo de parlamentario en pleno, sin necesidad de tanto respaldo para salir adelante. O sea, nada más y nada menos como lo tiene que hacer cada chileno o chilena en sus respectivos trabajos, que no cuentan con asesores para que los auxilien, simplemente saben o no saben realizar su trabajo.
Esa es la cruda realidad fuera de las paredes del Congreso.
Luis Enrique Soler Milla