Así será el primer telescopio espacial chileno
Varias universidades se unieron para trabajar en el desarrollo de esta tecnología, la cual marcará un hito en la historia espacial del país. Se espera que en 2021 esté en órbita el Suchai 2 para medir la contaminación lumínica. Varias universidades se unieron para trabajar en el desarrollo de esta tecnología, la cual marcará un hito en la historia espacial del país. Se espera que en 2021 esté en órbita el Suchai 2 para medir la contaminación lumínica.
Chile está poco a poco comenzando a escribir su nombre en el desarrollo de tecnología especial. Pero el comienzo fue un verdadero traspié en su primer intento cuando en 1995 fue lanzado el FASat-Alfa, el cual se trataba de una colaboración entre la Fuerza Aérea y la empresa británica Surrey Satellite Technology.
Lamentablemente, una falla impidió que se desacoplara de su satélite madre y por lo tanto no fue posible su funcionamiento. Ya en 1998 en un segundo intento hubo mejores resultados con el FASat-Bravo, también por parte de la FACh y Surrey, el primero de nuestro país en orbitar la Tierra para realizar diversas tareas durante tres años.
En 2011 el desarrollo espacial chileno inició el despegue de sus mejores años, primero con la exitosa experiencia del FASat-Charlie, encargado por el Ministerio de Defensa para el registro del territorio nacional en 2014 con el inicio de una nueva tecnología: la de los nanosatélites, es decir, dispositivos muchísimo más pequeños.
El Suchai 1 (sigla para Satellite of the University of Chile for Aerospace Investigation) escribió su nombre en la historia al ser el primer satélite diseñado y desarrollado en nuestro país. En este caso por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, puesto en órbita en 2017.
Pero ahora la apuesta es mayor y el trabajo se concentra en cumplir un hito en la historia nacional: la puesta en órbita del primer telescopio espacial chileno, el cual está pensado para dentro de los próximos dos años.
Suchai 2 es el proyecto que además se caracteriza por una inédita colaboración entre varias universidades del país, incluyendo al Laboratorio de Exploración Espacial y Planetaria de la U. de Chile, el Centro de Astronomía de la U. de Antofagasta, la Pontificia U. Católica de Chile, la U. de Valparaíso y el Observatorio Las Campanas (Región de Atacama).
Lo que nació como una idea poco a poco comenzó a transformarse en algo concreto, tras una reunión que sostuvieron los investigadores en Concepción. Recientemente, el proyecto se adjudicó 200 millones de pesos aportados por Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt).
El director del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, Eduardo Unda Sanzana, cuenta que ahí se definió que el objetivo que tendrá el telescopio será centrar la cámara de éste para medir la evolución de la contaminación lumínica en el territorio nacional. Es decir, el satélite apuntará su telescopio hacia la Tierra.
Respecto al diseño, Unda Sanzana explica que "nos apoyamos en varios elementos que son estándares y eso facilita el trabajo y también reduce costos. Va a tener esa forma (de las fotografías) porque ese es el espacio que tiene el contenedor para llevarlo", agregando además que las características de este equipo consisten en medidas de 30 centímetros de largo por 10 de ancho y alto, "va a tener paneles solares para poder alimentar la electrónica que tenga, va a contar con un sensor digital y elementos ópticos de manera para poder hacer imágenes".
Para ello, el observatorio Ckoirama -ubicado en el Desierto de Atacama- y que es operado por la Universidad de Antofagasta, será el encargado de efectuar tareas de calibración del lente cuando el Suchai 2 se encuentre en órbita, lo que se estima podría ser a más tardar en 2021 y cuyo lanzamiento se realizará en el extranjero (el Suchai 1 fue enviado al espacio desde India), en un país que se determinará en las etapas finales.
Ya con la experiencia pasada del Suchai 1, el investigador de la Universidad de Chile y director del proyecto, Marcos Díaz, señala que "una de las dificultades que tenemos en Chile es lo del desarrollo, pero nos hemos ido adaptando y vamos a demostrar cada vez más que se puede hacer. (En Chile) está todo pensado para comprar, pero no para desarrollar, lo que nos motiva mucho más a nosotros".
El área que observará el telescopio espacial abarca todo el Norte Grande del país, específicamente desde Iquique hacia La Serena, y señala que optaron por el análisis de la contaminación lumínica, porque serán pioneros en observarla mediante este tipo de tecnología.
El investigador agrega que actualmente al observar lugares en donde se concentra la contaminación lumínica, por ejemplo en la noche, "lo que se está viendo es el calor pero no se sabe con certeza si estas luces son más blancas o más amarillas. Las blancas son más nocivas para la observación. Entonces, es un problema que no está completamente resuelto por la tecnología actual".
"Y la segunda oportunidad es que en Chile hay dos grupos que son muy fuertes en términos de ocupar tecnologías y recursos espaciales. Uno es la astronomía y el otro es la observación de la Tierra, los que están ligados a la parte satelital pero cada uno por su carril. Entonces la idea fue cómo juntar a estos dos grupos porque son sinérgicos. Encontramos un problema que era importante para la astronomía, pero con una mirada hacia la Tierra, lo que también va a permitir mostrar a la comunidad nacional y regional cuál es la capacidad que tenemos de apuntamiento hacia nuestro planeta", agrega.
Desde la Universidad de Valparaíso, el investigador Eduardo Ibar, señala que dicha casa de estudios tendrá el rol de procesar los datos del satélite, para así transformarlos en mosaicos y finalmente las imágenes del área fotografiada.
"Una vez que el satélite esté en órbita va a tomar datos y va a bajarlos, luego los envía a una antena coordinada por la Universidad de Chile, que va a captar esta señal y la destinará a un computador".
Finalmente, el académico destaca el trabajo en conjunto de reunir a diversas universidades para concretar el ambicioso proyecto: "eso es lo que más me entusiasma. Se ha iniciado hace más o menos hace dos años en que las distintas universidades y con distintas capacidades han estado reuniéndose periódicamente para encontrar de qué manera se puede colaborar. La astronomía, con el desarrollo tecnológico que conlleva, no ha estado muy en contacto con el desarrollo espacial (en el país). Tenemos un modelo para por primera vez lanzar un satélite que es totalmente desde el ámbito académico, sin los fines militares de por medio".