El Chaltén: trekking en el corazón de la Patagonia argentina
Glaciares, montañas, pampas y las vistas más espectaculares de los Andes son parte de los elementos que componen el grandioso paisaje de El Chaltén, la "capital del trekking" de Argentina.
Trinidad Pérez Lante - La Estrella
Un cóndor planeaba a pocos metros sobre nosotras con las imponentes montañas blancas de fondo mientras un fuerte y frío viento patagónico nos pegaba en la cara. Estábamos contemplando nuestro merecido premio, después de muchos kilómetros recorridos y horas de caminata acumuladas en nuestro cuerpo, con una sonrisa muy grande en nuestras caras. Un grabado en la memoria. Era de las imágenes más sencillas, y al mismo tiempo, más sobrecogedoras: un simple cóndor en una simple montaña. Sin embargo, era la felicidad pura y la máxima recompensa a todo nuestro esfuerzo.
Entre montañas y pampas
Entre medio de grandes macizos se ubica El Chaltén, un pueblito de 3.000 habitantes en medio de la Patagonia argentina, alrededor de 420 kilómetros al norte de Puerto Natales. Lo rodean extensos ríos y montañas, razones que hicieron que El Chaltén fuera declarado en 2015 como "capital del trekking" de Argentina, por su extraordinaria combinación de elementos que hacen de este lugar un paraíso donde todos los fanáticos de las actividades al aire libre quieren venir alguna vez venir.
Nuestro primer día en El Chaltén fue el primero de una seguidilla de días de mal clima. "Che, llegaron las chilenas y con ellas, el buen tiempo" nos comentó Manuel, el recepcionista de 24 años del hostal donde nos quedábamos, con la clásica picardía argentina. Eran las 9:30 de la noche y el día seguía tan claro como si fuesen las 6 de la tarde. Sólo un día durante toda nuestra estadía nos acostamos oscuro y casi no fue necesario prender alguna vez la luz de nuestra pieza.
Comenzamos nuestro primer día de trekking con una caminata larga, pero de baja dificultad, por el valle del río Fitz Roy rumbo a la Laguna Torre. No hizo falta caminar demasiado para empezar a tener imponentes vistas panorámicas de los cerros Solo, cordón Adela, cerro Torre y el Monte Fitz Roy, en un día completamente despejado, donde podíamos apreciar muy bien los glaciares que habitaban los cerros y las cumbres de granito. Luego de cerca de 9km caminando por un sendero relativamente plano -pasando por bosques patagónicos y claros que permitían apreciar la vista-, llegamos finalmente hasta los pies de la Laguna Torre, donde los témpanos desprendidos del glaciar Grande flotaban justo al frente de nosotros. Un muy buen comienzo.
Al día siguiente, un poco más cansadas por los 18km del día anterior, tomamos un bus rumbo a la hostería El Pilar, a cerca de 15 minutos del pueblo. Desde ahí comenzamos el ascenso hacia la Laguna de los Tres, la vista más cercana que se puede tener al famoso e imponente monte Fitz Roy. En 25km ida y vuelta, este sendero atraviesa los paisajes más variados, desde planicies que permiten apreciar con claridad las grandes montañas, sus enormes glaciares, frondosos bosques de ñirre, hasta empinados ascensos que hacen de esta caminata un trayecto bastante más desafiante que el resto de los senderos que se realizan desde El Chaltén.
Nuestro último día nos dirigimos hacia Pliegue Tumbado, un trekking de 25km en total que, a diferencia del resto, no se adentra en un valle, sino que se eleva sobre ellos. Caminamos por una pampa con espectaculares vistas a nuestra derecha de las montañas que habitan El Chaltén. El sol pegaba fuerte y el camino era un poco más cansador, ya que contaba constantemente con una leve pendiente. Cruzamos un bosque, que agradecimos por la sombra, y luego llegamos a un mirador, donde, a medida que íbamos subiendo, empezamos a avistar el gigantesco lago Viedma, con sus icebergs flotando en sus amplias aguas, y a la derecha los imponentes cerros Torre y Chaltén. Desde el mirador, la caminata comenzó a ser un poco más dura debido a lo expuesto del paisaje, el fuerte viento, y la piedrecilla suelta que componían esta última parte del sendero. Sin embargo, al llegar a la cima, la vista era impresionante. Un cóndor planeaba a pocos metros arriba nuestro con las imponentes montañas blancas de fondo. Una postal inolvidable y un merecido premio luego de una ardua caminata. Coronábamos nuestro viaje al Chaltén con el mejor de los regalos: la naturaleza, de la forma más majestuosa, con sus montañas y cóndores rindiéndole honor a la Patagonia.