959 personas salieron de las AFP y regresaron al sistema antiguo en 2019, pero cada vez son menos
La ley permite que algunos chilenos con ciertos requisitos, como por ejemplo haber cotizado 60 meses antes de 1979, puedan desafiliarse de las AFP. Pero mientras más pasan los años, menos personas lo pueden hacer.
Cuando se inició el actual sistema de pensiones, en 1981, los chilenos tuvieron que optar si se sumaban a las AFP o se quedaban en el sistema de reparto antiguo. Desde entonces, todos tenemos que cotizar en las AFP, pero existe una pequeña ventanita para quienes deseen salirse de ellas y regresar a como era antes. Y para eso hay solo dos opciones: que los imponentes de las instituciones del antiguo régimen previsional no tengan derecho a bono de reconocimiento, o que sí lo tengan, pero por cotizaciones en alguna institución entre el 1 de julio de 1979 y la fecha de opción por el nuevo sistema, y que además tengan, al menos, 60 meses de cotizaciones anteriores a julio de 1979.
Y, de acuerdo a cifras de la Superintendencia de Pensiones -obtenidas vía Ley de Transparencia-, un total de 2.401 personas presentaron solicitudes para desafiliarse de las AFP durante el 2019, para así volver al sistema de reparto. La mayoría de las peticiones (1.436, el 59,8%) fueron rechazadas, permitiendo que solamente 959 afiliados pudieran regresar al sistema antiguo de previsión.
Es tan excepcional esta posibilidad que permite la ley 18.225, que es un porcentaje muy mínimo de los chilenos. De hecho, los 959 que lo hicieron el año pasado representan apenas el 0,009% de los afiliados a las AFP.
Cada año van bajando las solicitudes para regresar al sistema antiguo. Si en 2017 hubo 5.665 personas que pidieron el trámite (el 51% se aprobó), en 2018 esa cifra cayó a 2.488: el 53% de ellos se desafiliaron. "Con el tiempo menos personas quedaron con la opción de poder solicitar volver al sistema antiguo", señala Jose Luis Ruiz, académico de la Universidad de Chile.
"Alguien que actualmente tiene 65 años de edad, tenia aproximadamente 26 años en el año 1981. Dado el requisito de tener 60 meses cotizados (equivalente a 5 años de contribuciones) es se requiere una alta densidad de cotizaciones desde supongamos un inicio laboral de 18 años en 1973 (5 años de 8 posibles, da una densidad requerida del 62,5%). Para el mismo análisis en el 2021, la densidad requerida es de 71,4%. Así al 2023 la densidad seria del 100%. Lo anterior hace que se extingue prontamente quienes en la práctica puedan volver al sistema antiguo de pensiones", dice.
¿conviene o no?
David Bravo, economista que presidió la Comisión Asesora Presidencial sobre Pensiones en el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, dice que la conveniencia de cambiarse dependerá de cada situación, "de su densidad de cotizaciones y las reglas de la caja en la que estuvo antes afiliado", señala.
Según la ley, explica, al desafiliarse, se entenderá que la persona deberá pagar todas las cotizaciones que le hubieran correspondido en ese tiempo en la caja. "Hay que recordar que las tasas de cotización eran mucho más altas para estas cajas", dice, agregando que la cuenta individual se usa para eso. "Si el saldo fuera insuficiente, el interesado deberá pagar dichas cotizaciones. Y si quedara un monto remanente se le devuelve a la persona. Los recursos no se pierden".
Por otro lado, el académico de la Universidad Alberto Hurtado, Fernando López, para saber si es buena decisión salirse de las AFP hay que asegurarse que la pensión será mayor en el sistema antiguo. "Las pensiones dependen del plan previsional vigente en la Caja a la cual pertenecían, el período de tiempo en que efectuaron sus cotizaciones y el monto de las remuneraciones", indica.
López dice que en los sistemas de reparto, las pensiones se pagan con las contribuciones que hacen los trabajadores, mientras que en el de capitalización individual (el de las AFP) dependen de los ahorros de los trabajadores y la rentabilidad de los ahorros. En ese sentido, el principal problema que tiene el sistema de reparto es el envejecimiento de la población.
"Son cada vez menos los trabajadores que aportan recursos para un número creciente de jubilados que viven por más tiempo", apunta López. José Luis Ruiz coincide: "El sistema antiguo era muy generoso porque la pensión quedaba fijada en función de las últimas remuneraciones y no dependía de un saldo acumulado, composición de potenciales beneficiarios de pensiones de sobrevivencia o nuevos ajustes de tablas de mortalidad. Es por ello que el sistema estaba quebrado", dice.