Antofagastino viene llegando de China: "La gente estaba súper tranquila", dice
Ignacio Raynaud se inscribió en una escuela de idiomas para irse a estudiar chino. Llegó a Shanghai, todo bien… hasta que apareció el coronavirus en el mapa. Al teléfono desde Santiago, donde se mantendrá unos días (ayer estaba en el doctor), nos cuenta cómo es vivir en el país donde surgió la enfermedad que tiene en alerta a la salud mundial.
Cuando el ministro Jaime Mañalich hablaba con todos los medios de prensa anunciando que el coronavirus era oficialmente considerado una pandemia, el antofagastino Ignacio Raynaud (18) llevaba apenas unas horas de llegado tras el viaje de un mes y medio que lo mantuvo en Shanghai, la capital de China, el país donde comenzó todo esto.
En el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, ya en tierra chilena, el joven tuvo que pasar por todo el protocolo que se toma en estos casos para frenar la expansión de la enfermedad. "Básicamente, uno entra a una sala de unos veinte metros cuadrados y juntan a todas las personas del vuelo en esa sala para rellenar el papel. Más encima, el papel no te lo dan en el avión", cuenta al teléfono con "La Estrella" desde Santiago.
Después de llenar el papel con la información que le pidieron, al joven antofagastino lo hicieron pasar por un mesón donde estaba una de las enfermeras atendiendo. Ellas lo revisaron y después a Ignacio le tomaron la temperatura. "Nada más que eso", dice. En el control migratorio tuvo que mostrar el papel de "aprobado" y recién ahí, pudo salir del aeropuerto santiaguino.
Ahora, ¿qué hacía un antofagastino en Shanghai? Tiempo atrás se inscribió con una empresa internacional que realiza enseñanza de idiomas en el extranjero. A Ignacio le tincó estudiar chino y se fue para allá. Cuatro días después comenzó a masificarse el famoso coronavirus en Wuhan, una ciudad que está a unas diez horas de la casa donde se estaba quedando el joven nortino.
Tranquilidad
Pese al pánico mundial, Ignacio Raynaud dice que no sintió temor por la propagación del mortal virus. "Yo salía prácticamente todos los días a la calle, con mascarillas", cuenta. "Uno se siente súper seguro porque al entrar tanto a un mall como al metro, tienes que estar usando mascarillas, sino, no te dejan entrar".
Y, para estar más seguros, los policías tomaban la temperatura en cada estación del metro. Lo mismo en cada entrada del mall y hasta en la farmacia, cuenta el joven. Sin embargo, no había ese miedo excepcional. "La gente estaba súper tranquila, y cuando me estaba yendo, empezó a estar el triple de gente en las calles, el metro, en todas partes", comenta. Lo que no supo, era la realidad de las ciudades donde estaban en cuarentena y no se podía salir ni entrar.
El miedo es aplacado con mensajes optimistas. Una de las cosas que le llamó la atención a Ignacio Raynaud fue que, desde una de las torres más altas de Shanghai, mostraban un aviso con personalidades chinas cantando en su idioma, y en inglés, algo así como 'juntos vamos a poder vencerlo', refiriéndose al virus. "Era un mensaje de fuerza para la ciudad", recuerda.
Tras el mes y medio que pasó en la capital del país donde salió el coronavirus, Ignacio Raynaud volvió a su país. Se quedará un tiempo en Santiago (ayer estuvo en el doctor) y después volverá a su natal Antofagasta, tras esa tremenda aventura.
A todo esto, la escuela a la que fue a estudiar chino fue cerrada. La orden era cerrar universidades, jardines y otros establecimientos. "Después de eso tuvimos que tener clases online", dice. Pero, pese a todo el lío, Ignacio igual aprendió algo de chino.
1 mes y medio estuvo el joven antofagastino viviendo en Shanghai, al irse estudiando el idioma extranjero.