Cambiando el giro o con rifas, emprendedores hacen malabares para hacerle frente a la crisis
No anda bien la cosa en los negocios con todo lo que está pasando con el coronavirus. Los negocios pequeños han afrontado las bajas ventas y los trabajadores cuentan cómo han debido enfrentar la actual situación mundial.
Ignacio Araya
Con la expansión del coronavirus y el llamado a quedarse en la casa, uno de los sectores más afectados con el poco movimiento en la ciudad es el de los emprendimientos. Varios de hecho han tenido que reinventarse para poder seguir percibiendo ingresos. Es el caso de Shirley Botache, quien tuvo que cerrar su local "Silueta y Estilo" porque no puede estar haciendo extensiones de pestañas o perfilados de ceja en estas condiciones.
Los clientes, dice, han comprendido la situación. "Ellos han entendido, esperemos que esto pase rápido para empezar a trabajar", comenta. Pero no se quedó de brazos cruzados y decidió emprender en otra cosa por mientras. Ahora fabrica hamburguesas en la casa, y las vende en el edificio donde vive, porque en el sector no hay quién venda comida rápida.
"Estamos preocupados porque quién sabe hasta cuando otra vez vamos a volver a la normalidad", dice. "No nos podemos quedar quietos. Porque ¿de qué sobrevivimos?", se pregunta Botache, quien con su hermana tienen la fundación "Por un mundo solidario". En esta cuarentena se han dedicado a recolectar colaboraciones en dinero y enseres, y el fin de semana pasado se entregaron mercaderías a 14 familias de una población antofagastina.
Los negocios también han estado con poco público. María Esperanza Zamorano trabaja los fines de semana en helados Dessel, el emprendimiento de su familia. La estudiante universitaria señala que las ventas están bajísimas, "con suerte un tercio de lo que se vende a diario".
En el local tienen un dispensador de alcohol gel para que el público use cuando va a comprar helados, pero los clientes -dice ella- no están cumpliendo con la distancia social. "No se respetan para formar una línea de espera ni nada, solo entran achoclonados", lamenta la antofagastina, quien también vende productos Natura, pero también le ha ido mal en este contexto.
Manejar Uber, al parecer, tampoco está dejando buenas lucas: el toque de queda limita los horarios y quienes manejaban en las noches no pueden hacerlo. Los pasajeros, dice un chofer que prefiere no decir su nombre, ya no están yendo al centro. "Y aparte que la gente que está quedando sin trabajo", comenta.
Si cuantifica lo perdido, este chofer antofagastino dice que actualmente está ganando la cuarta parte de lo que hacía antes. Posibilidad de tener otra pega la ve difícil. "Siempre he trabajado detrás del volante, y ahora conseguir pega afuera, con la edad que uno tiene, más se complica. Las empresas no están recibiendo gente. Al contrario".
El chofer dice, con resignación, que hay que esperar a que pase la tormenta no más, y seguir más adelante. "Ojalá no se ponga más malo", reflexiona el hombre que sigue saliendo por las calles en el día.
Hasta rifas
Hace cuatro años que Brend Suárez dejó su natal Venezuela para venirse a vivir a Chile. En Antofagasta trabaja como barbero en el "Goodfellas", pero con la llegada de la pandemia la gente viene mucho menos: si antes hacía quince cortes, ahora hace cinco. El tema es más complejo para él, ya que están esperando un bebé con su pareja, y tomar medidas como quedarse encerrado para no contagiarse afuera es imposible.
"Uno quisiera quedarse en la casa, pero uno vive del día a día (…) Uno puede decir 'vamos a hacer una cuarentena de quince días', pero uno se detiene quince días", comenta Brend. Su solución es ir a trabajar temprano a la barbería: llega menos gente, trabaja menos, pero se está más seguro con la distancia social.
Cuando llega a la casa, Brend va directo a bañarse y limpia todo lo posible para no contagiarse ni expandir más el virus. Y, también, para tener otro día de trabajo. "Uno viene con la expectativa de trabajar, de salir adelante. No es solamente mi esposa aquí, es mi familia en Venezuela", dice el barbero, quien decidió tomar la iniciativa y hacer una rifa para ayudarse a sí mismo.
El objetivo es apoyar los pocos ingresos que tiene con esta rifa. Tiene premios como un corte de pelo, o de barba, limpieza facial o pomada para el pelo, que va a tirar el 26 de abril, para así complementar sus mínimas ganancias en esta etapa de pandemia. "La gente va con recelo a la barbería. Ya no es como antes", lamenta Brend, quien deja su Whatsapp por si hay interesados en comprarle números de esta rifa: +56951937533.
5 cortes diarios está haciendo Brend Suárez en la barbería donde trabaja. Antes hacía 15.
ignacio.araya@estrellanorte.cl