El libro que indaga en qué momento nos enamoramos del trap en el país
El periodista Ignacio Molina lanzó la "Historia del trap en Chile", un libro que narra desde la primera vez en que escuchamos este estilo musical, hasta el "boom" de Paloma Mami y, también, el aporte nortino al movimiento.
Ignacio Araya
El día en que Paloma Mami se presentó en Lollapalooza, el año pasado, no cabía un alma en el pasto que rodeaba el escenario en el Parque O'Higgins. Aunque hizo un show de apenas 20 minutos -quizá el más corto que se recuerde en el festival-, la prensa habló, sorprendida, de una masividad fuera de serie, extraordinaria para una artista que se paró ahí con tres canciones.
Detrás de toda esa devoción por la cantante, venía también a comprobarse la magnitud en Chile del fenómeno del trap, un estilo musical urbano que vino a aparecer masivamente apenas hace unos años, y al que el periodista Ignacio Molina -actualmente en Las Últimas Noticias-, dedicó dos años de su tiempo para ir a shows, investigar, entrevistar, organizar sesiones de fotos y finalmente sacar la "Historia del trap en Chile" (2020).
Molina dice que quería mostrar cómo llegó a formarse este movimiento. "Se desconocen sus orígenes y sus precursores, además de sus conexiones; entonces, desde el periodismo, sentí que algo se podía hacer para aportar a la cultura", cuenta. El periodista tiene su nexo ahí: de chico escuchaba rap, marcado por artistas como Nas y Big L. "Entonces cuando apareció el trap, para mí fue solo parte de la evolución del estilo".
En el libro se habla con más de setenta jóvenes que hoy se dedican al trap. Algunos ni siquiera habían dado una entrevista en su vida. "Fue un camino largo, que construyeron un montón de jóvenes y ya no tan jóvenes, algunos de Antofagasta, a través de años de esfuerzo. Que el trap chileno meta ruido en países como España y Argentina, además de otros del caribe, es porque dos generaciones se esforzaron para sacarlo adelante", narra Ignacio Molina. "La idea principal del libro es que esa historia la cuenten sus protagonistas".
Y así se lee en sus 200 páginas: no hay una voz de "historiador" que vaya contando cómo surge y crece este movimiento, sino que es una serie de voces que van construyendo el libro como una gran conversación.
-¿Por qué hacer una historia del trap acá, algo que salió tan hace poco?
-Al ser un movimiento que viene de las calles, de las poblaciones, del underground, se cree que el trap chileno surgió de un día para otro. Pero es lo contrario. En el primer capítulo, "Dirty south", queda en claro que cantantes como Marlon Breeze, que hace unos días sacó un video con DrefQuila, tuvo que perseverar por casi quince años. Lo mismo Criz Gomez, un rapero de Antofagasta que se trasladó a Santiago en la década pasada, y que ahora es uno de los productores de trap más respetados. Una de las ideas que se esparce en libro es que la escena la formaron sus mismos protagonistas: cantantes, beatmakers, fotógrafos, directores de video. Actualmente estamos viendo la punta del iceberg: el triunfo de exponentes como Pablo Chill-E, Gianluca o Princesa Alba. Pero hay un origen que se desconoce y que he intentado mostrar en voz de ellos mismos.
ANTOFAGASTA
Hay un apartado donde el libro habla de Antofagasta y su conexión con el trap. Molina presenta a la ciudad como la segunda capital del movimiento en el país. La conversación la lideran artistas como Koopa Beats, Toffy One o Ea$y Kid (ver adelanto). Este último formó el primer grupo de este estilo en la zona, K$WAD. De hecho tienen un video con Pablo Chill-E. "M€T es otro ejemplo: una suerte de colectivo de artistas, liderados por Toffy One y Trackdee, que han grabado con exponentes como Ceaese. En el libro, Ea$y Kid dice: 'Siempre he tenido un pie en lo latino y un pie en lo gringo'. Tal vez esa es una pista: los sonidos caribeños, de artistas como el dominicano Fuego, pegaron duro en los jóvenes antofagastinos a través de la conexión con los jóvenes colombianos que viven hace años allá", reflexiona el periodista, quien también cree que si bien la escena despegó, aún no explota como podría hacerlo. "Por ejemplo, en Antofagasta está Vlntnab, una chica de 18 años que mezcla el r&b con el trap".
ignacio.araya@estrellanorte.cl