Cuarentena en la costa: vecinos compran mercadería al por mayor para evitar salidas
En Juan López, Michilla y Hornitos, sus habitantes cuentan cómo es la vida lejos de la llegada masiva de visitantes.
No se veía un alma ayer por la mañana en Juan López y ya no hay ruidos de chapuzones o asados como en cualquier verano. El silencio de la capital regional es similar en el tradicional balneario, donde de acuerdo al presidente de la Junta de Vecinos Caleta Abtao, Mauricio Gómez, los habitantes se han organizado para enfrentar la nueva situación con la ciudad en cuarentena. "Llegó un poco tarde… pero igual toda medida sirve y se agradece", opina.
En Juan López hay turnos para cuidar las casas y otros para mantener el regadío de las áreas verdes. Algunos han comprado mercadería al por mayor y luego la reparten en el poblado, "para que los adultos no bajen a comprar, para abaratar costos y sea más equitativo", cuenta Gómez. En el balneario, la Junta de Vecinos ha entregado unos diez papeles de residencia a quienes viven permanentemente. "No se ha otorgado certificado a la gente que va el fin de semana", dice.
María José Bustamante es técnico en enfermería y tiene su residencia en el pueblo. En caso de urgencia, ella puede realizar los primeros auxilios mientras se llama a la ambulancia en Antofagasta. "En una descompensación o puede ser un paro cardíaco, tengo facultad como para poder asistirlo", cuenta. Además, hay un pequeño botiquín con el que se puede tener la primera ayuda.
Michilla
Ayer había personal de la Cruz Roja sanitizando todas las casas de Michilla, localidad ubicada a 54 kilómetros de Mejillones. "Fueron todas, no quedó nadie sin sanitización", cuenta la presidenta de la Junta de Vecinos, Yasna Astudillo. La pobladora dice que aunque hay cuarentena en su pueblo, la gente de por sí no salía mucho afuera. Solo les perjudicó el tema que ya no se puede viajar a Mejillones. "Podríamos viajar con el permiso pero el minibus lo suspendieron por la cuarentena", cuenta.
Astudillo hace sus trámites online con la ayuda de sus hijos mayores. Lo único "fome", cuenta, es que la señal de celular anda por ahí no más y el papeleo digital está lento.
Cuando comenzó el tema de la pandemia, se reunieron en una mesa territorial con los dirigentes de instituciones y la minera Centinela, y se fueron organizando. "Nos donaron mascarillas, guantes", cuenta. La decisión de haber decretado la cuarentena, piensa, es la última medida. "Ojalá Dios quiera que esto se solucione pronto", dice.
Hornitos
En la caleta Hornitos, la dirigenta vecinal Rosana Cerda cuenta que aunque ha hecho "todas las gestiones posibles" con funcionarios policiales, igual ha ingresado gente a trabajar. "Llegó un camión con gente a trabajar en una casa, con paneles, con planchas… como si fuera una vida normal", denuncia.
Para la dirigenta, una solución al ingreso de personas es que haya personal militar. De acuerdo a lo que cuenta, a la caleta no ha llegado nadie que los vaya a revisar o hacer exámenes PCR para detectar el coronavirus.
38 kilómetros de distancia separan a Antofagasta de Juan López, uno de sus principales balnearios.