Daños colaterales
Estimado director:
Cuando se les pregunta a los infractores del toque de queda, si acaso no tienen miedo de contraer el COVID 19 y poner riesgo su vida y la de sus familiares, y ellos responden... ¡En último caso, me conectan a un respirador artificial, y se acabó el problema, como que le están poniendo mucho!... esto demuestra la ignorancia más absoluta de lo que está pasando, no solo en Chile, es en el mundo. Es bueno que estos chilenos sepan que el conectarse a un respirador artificial, ¡No es llegar y listo, y a carretear de nuevo!, La verdad es que provoca daños colaterales, como insuficiencia renal aguda, problemas para volver a hablar, tragar, daños hepáticos, atrofias musculares, etcétera.
En resumen, no es gratis. Ojalá que esto haga recapacitar a quienes aún piensan que este virus es otra creación de Hollywood. Lo que no saben o no quieren saber, es que está a la salida de sus casas...
Luis Enrique Soler Milla
Cocina
Señor director:
La industria nos ha enseñado que agregar agua hirviendo a una sopa con fideos deshidratados puede ser una excelente alternativa de saciar nuestra hambre (dista mucho de ser alimentación), donde ocupamos el mínimo esfuerzo y tiempo en realizar esta acción, obteniendo un resultado que organolépticamente puede ser satisfactorio.
Por si esto no fuese suficiente, los espacios físicos en nuestras casas o departamentos son cada vez más pequeños y, prácticamente, no existen cocinas preparadas para transformar los alimentos más allá de hidratar o termalizar algo ya pre elaborado.
¿Solamente es un tema de ingresos? Algunos estudios postulan que las personas con mayores ingresos prefieren pagar un sobreprecio con tal de no ocupar su tiempo en cocinar y todo lo que ello con lleva. Si a eso sumamos que estamos insertos en un mundo global, tecnológico, obsesionado con la instantaneidad y la rapidez, en donde existen aplicaciones para ordenar comida que no siempre nos entrega la alimentación que requerimos, el resultado puede ser desolador en términos nutricionales. Aunque el panorama puede sonar un tanto pesimista, la solución está en nuestras manos: volvamos a cocinar, vayamos a las ferias a comprar las verduras más frescas y aprendamos a transformarlas en un alimento sabroso y nutritivo.
Juan Cristóbal Reyes