Normalistas
Señor director:
El 2 de abril de 1945 la ciudad de Antofagasta se admiró porque abría sus puertas un establecimiento formador de profesores primarios.
Esta Escuela muy pronto se destacó y fue considerada como el "Centro Cultural de la Zona Norte". Además de una formación pedagógica se preocupó de fomentar y difundir la cultura y las artes en muchos escenarios y ceremonias especiales. Cómo no destacar su coro polifónico, la orquesta sinfónica, el grupo teatral, las exposiciones pictóricas, el conjunto folklórico, entre otras manifestaciones artísticas.
Pasaron los años. Muchas promociones se integraron al quehacer de la enseñanza-aprendizaje contribuyendo a la formación de miles de niños y niñas que todavía añoran a sus primeros profesores. La mayoría de los egresados cumplieron funciones en las escuelas y colegios de las ciudades, pueblos y oficinas salitreras del norte grande.
Lamentablemente el año 1974 cerraron sus puertas todas la escuelas normales de nuestro país, la nuestra no fue la excepción y dejó de funcionar pese los reclamos de la comunidad escolar y de distinguidos educadores de la época.
Pese a ello, la memoria colectiva y los recuerdos compartidos mantienen viva la llama de esta Escuela Normal. Los centros de ex-alumnos se reúnen cada 26 de agosto, en las principales ciudades de la región y en el día de su aniversario, en un dinámico programa, conmemoran a su "alma mater", se produce así el emotivo encuentro de los colegas, compañeros de curso, amigos de toda una vida.
Este año, debido a la emergencia sanitaria estos actos fueron suspendidos hasta otra oportunidad. Desde aquí saludamos a nuestra Escuela Normal y elevamos las voces para exclamar, una vez más, "Con todo entusiasmo entonemos/ un himno sonoro y triunfal".
Juan Carmona Cadima
Parlamentarios
Señor director:
Nuestros parlamentarios tiene mala memoria. Se les ha olvidado que gracias al apoyo ciudadano han podido consolidar una situación económica estable, y una notoriedad que antes no tenían. Lo reprochable no está en lo que han logrado, sino en la actitud de prepotencia que asumen, cuando debería ser lo contrario. Cómo representantes de los ciudadanos, su actuar debería ser de respeto y humildad y no andar tirando cara su condición de autoridad.
Jorge Valenzuela Araya