"Muchos funcionarios están cansados y es la vocación la que nos hace levantarnos"
Carolina Aravena Toledo es la enfermera y coordinadora de la Unidad de Salud del Personal del Hospital Regional de Antofagasta y reflexiona sobre cómo han sentido los profesionales esta pandemia desde el plano más humano.
Durante esta pandemia los funcionarios de la salud han sumado incontables horas batallando contra el virus SARS-CoV-2, cada uno dando lo mejor para la recuperación de los pacientes.
Carolina Aravena Toledo es enfermera y obviamente entra en dicho grupo, pero además tiene la particularidad de estar a cargo de la Unidad de Salud de Funcionarios del Hospital Regional de Antofagasta. Es decir, debe estar preocupada por la salud de los más de tres mil trabajadores del principal recinto médico de la región, quienes por la naturaleza de funciones son los que más han estado expuestos a posibles contagios.
Ya anteriormente el recinto ha registrado brotes, sobre todo al comienzo de la pandemia, época que la profesional recuerda que entre los blancos pasillos del hospital había bastante temor. Hoy el panorama es diferente.
"Al principio fue un poco más desgastante, ya que tuvimos que duplicar nuestras tareas. Tuvimos que crear una unidad Covid para atender a los funcionarios con sospecha, tomar los exámenes, hacer el seguimiento y acompañamiento", dice la enfermera y añade que normalmente en su unidad eran 12 las personas que conformaban el equipo y que pronto tuvieron que ser contratados otros 16 para hacer frente a la pandemia.
En ese entonces, "(los trabajadores) me llamaban 24/7. Muchas veces llegaba a las 7 de la mañana y me iba a las 11 de la noche. Pero ahora los funcionarios están más tranquilos. Entiendo que todos tienen sus aprensiones por familiares como adultos mayores o hijos que viven en su casa. Esto (el virus) se desconocía mucho y daba mucho miedo", afirma.
Momentos difíciles
Los momentos difíciles fueron inevitables. El estar expuestos a pacientes ocasionó que Carolina también se contagiara, aunque nunca sintió los síntomas. Ahí lo primero que se le vino a la cabeza fue pensar en su familia su marido y su madre, quien fue internada en la UCI, aunque por otra patología y de la cual ya se recuperó.
"Fui a un hotel sanitario. Me aislé por mi mamá y aunque una siempre toma los cuidados desde el día uno, siempre está el riesgo de poder contagiarse en cualquier parte".
Pero también fue testigo y vivió situaciones que jamás olvidará, no sólo como profesional, sino que más especialmente en el aspecto humano. Los momentos en los que su madre estuvo internada crítica fueron duros, pero también se sumaron otros que afectaron directamente a su equipo y por lo tanto, a ella como líder del grupo.
"Murió la mamá de una compañera de mi equipo y después estuvo el papá de una compañera en la UCI por Covid también, entonces eso nos ha hecho angustiarnos. Lo que más me impactó fue que la hija de una funcionaria estaba hospitalizada en la UCI por otra patología. Salió positivo y la mandaron (a la trabajadora) para la casa como contacto estrecho y con su angustia de que no iba a ver a su hija durante 14 días…"
Es entonces cuando reflexiona por lo acontecido en esta pandemia, más allá de los uniformes que utilizan día a día: "Nos hemos mirado un poco más entre cada uno. Todos tenemos historia más que ésta, tenemos historias en las casas... todos tenemos familia. En la pandemia cada vez nos estamos dando cuenta de las historias de los demás y eso nos ha enseñado a empatizar".
Vocación
Por eso recuerda que, pese a todo, a ellos como equipo y como funcionarios del hospital, los mueve el deber de ayudar. Esa vocación de acompañar y salvar a los pacientes. Eso fue fuerte y más notorio cuando la enfermera estaba en el hotel sanitario.
"Quería arrancarme y saltar por la ventana para venir a trabajar, porque nunca tuve síntomas y pensé que podía ser una falsa positivo. Así que me daba mucha pena excluirme en un periodo de 14 días, porque yo creí que lo más importante era estar ahí, presente".
Y justamente ese sentimiento vocacional es lo que destaca, por sobre todo: "Lo he visto especialmente en las unidades críticas. Me saco el sombrero por su recarga laboral. Están haciendo turnos de 24 horas y ellos vienen, están presentes, se cansan mucho, pero están aquí porque saben que el paciente que están cuidando es una persona que tiene familia y obviamente que empatizan con la situación. Aquí, por ejemplo, no están permitidas las visitas, pero ellos se toman el tiempo de llamar por teléfono todos los días a los familiares de los hospitalizados. Muchos funcionarios hacen videollamadas con sus celulares para que los pacientes hablen con sus familiares. Eso va más allá de lo profesional, sino que va con la vocación y empatía con la situación".
Finalmente afirma que no importa si fuese otra vida, sí o sí volvería a ser enfermera:
"Llevamos cinco meses de pandemia. Muchos funcionarios están cansados y es la vocación es lo que nos hace levantarnos, el preocuparnos del otro".
"Nos hemos mirado un poco más entre cada uno. Todos tenemos historia más que ésta, tenemos historias en las casas… todos tenemos familia.
Carolina Aravena, reflexiona sobre una de las consecuencias humanas que ha generado la pandemia.