Educar en pandemia

Educar con amor y firmeza representa un gran desafío, ya sea en los momentos buenos y también los malos, especialmente en el escenario actual de pandemia, donde vivimos con estrés y ansiedad. Para lograrlo se recomienda usar el mínimo de energía para obtener el resultado deseado, es decir, comunicar un mensaje que equivale a "estoy aprendiendo" y no el de "estoy enojado". Además, es importante no dar apelativos negativos al niño como: "Niño malo, no se tiran las cosas". En este caso es mejor enseñarles a no hacerlo o bien a manejar con cuidado un objeto frágil, sin dar ningún apelativo negativo. Por último, no temer a las reacciones, pues si bien los adultos muchas veces sabemos lo que es beneficioso para el niño, este no logra comprenderlo a la primera, ya sea porque no quiere escuchar, se rebela frente a una situación o se frustra al no poder hacer algo por sí solo. Aprender a canalizar las reacciones requiere de esfuerzo, tiempo y energía. Como es un camino largo, es necesario aprenderlo y enseñarlo a temprana edad. Es importante, mantener la calma frente a las reacciones poco adaptadas de los niños, ofreciendo ayuda, escuchando y empatizando con ese cerebro que está aprendiendo a razonar.

¿Y cuál es el por qué?

Estimado director:

Resulta preocupante que nuestro ministro de Salud, figura icónica en la lucha contra el COVID 19, a cinco meses (150 días), sea muy categórico al declarar que el Festival de Viña no se puede realizar (capacidad aproximada de la Quinta Vergara es de 15.000 personas), ni siquiera existiendo una vacuna, y no sea igual de categórico cuando solo a 25 días se podrían tener, en un caso ideal, aproximadamente 14,7 millones de chilenas y chilenos en la calle para ir a votar, y con datos estadísticos de la pandemia muy disímiles en cada una de las regiones del país.

Aún sabiendo que se tomarán las más altas medidas de protección y seguridad, como llevar el lápiz de la casa o respetar la distancia entre los que hagan la fila el día del plebiscito, para evitar los indeseados contagios, rebrotes y desgracias posteriores, de igual forma sería muy interesante saber el por qué. En una de esas, no sean tan grandes los riesgos y para esos días el virus nos brindará una tregua, o por razones políticas, o temor a las manifestaciones político partidistas ante una eventual postergación, y tal vez muchas más, pero la verdadera sin lugar a ninguna duda, sí la debería conocer nuestro ministro de Salud.

Luis Enrique Soler Milla