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ba ganar y estar en semifinales, sino que derrotar a un país con quienes habían tenido un cruento conflicto bélico en Malvinas (1982) y quienes eran los creadores del fútbol.
El Estadio Azteca vio en su mejor momento al "Barrilete Cósmico", carrera que comenzó a apagarse lentamente desde el Mundial de Estados Unidos 1994. El doping lo marginó para siempre de la selección argentina, comenzaron los excesos y la decadencia de un ídolo dentro de la cancha y seriamente cuestionado fuera de ella.
Trató de regresar, jugó en Boca Juniors, Newell's Old Boys, fue entrenador de la selección argentina y varios clubes en el mundo, pero nunca más volvió a ser aquel joven que con 12 años soñaba con "jugar en el Mundial y salir campeón de Octava".
"Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha", fueron las palabras que marcaron su despedida en la cancha de Boca Juniors, una frase que reflejaba el amor de Diego por el fútbol.